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19 de diciembre de 2011

Positivo


Amanece, observo en intenso contraluz las siluetas de las grandes torres de Madrid, enmarcadas en la cristalera del salón.

Amanece, y el tibio color aún indefinido tiñe la atmósfera de malva y plata. La escena está aumentada, como por un catalejo, es ese curioso efecto de “relatividad espacial” que produce un paisaje o un gran espacio abierto cuando un marco lo encuadra a nuestra vista.

Una visión extraña me hace advertir algo sorprendente en este cuadro matinal; una de las torres es ostensiblemente más ancha en la cúspide que en la base, la visión no ofrece dudas, es claramente una suerte de esbelta pirámide invertida, me asalta la extrañeza de no haberme dado cuenta antes.

Amanece y las sombras y las luces se difuminan, se confunde, contornos y dintornos se superponen alterando la realidad.

Me aproximo, según avanzo el efecto de aumento se convierte en su contrario, la fracción de torres enmarcadas en la cristalera y de apariencia gigantesca, se alejan a medida que disminuyen de tamaño, mientras se amplía el horizonte. Es un zoom inverso y la escena en su conjunto cobra amplitud en tanto objetos y formas  empequeñecen.

La luz de la alborada ilumina las torres, iridiscentes ahora en sus reflejos metálicos, y el fondo aún en tinieblas se confunde en un oscuridad resistente a la aurora.

Salgo de mi asombro entendiendo la confusión; desde la imagen ceñida a un marco, la luz dibujaba el fondo y la oscuridad contorneaba la silueta de las torres, haciendo ver a la principal más estrecha en su base que en su ápice, la imagen era el negativo de la realidad, pero tan contundente y concreto que se estableció en la evidencia de la verdad.

Imagen en negativo que como todas tiene su positivo intrínsecamente adherido a él, visión extraña que determina la capacidad de confusión de la mente ante cualquier imagen, que como ilusionista avezado, nos confunde transformando la realidad del entorno. Más también revela  la pluralidad de imágenes y de acontecimientos, encontrando tanto en estos como en aquellas visiones calidoscópicas de la realidad, en las que un simple moviendo hace aparecer o desaparecer fragmentos de cristal o figuras enteras.


No hay mal sin bien, no bien sin mal, no hay suceso negativo que no implique un valor positivo y viceversa, por mucho que en algunos casos sólo seamos capaces de ver el lado más oscuro, como imagen enmarcada en el ventanal de nuestro particular salón, del que siempre podemos salir o al menos movernos.

22 de noviembre de 2011

Al viento


No supieron anticipar el rolar de los vientos y la vida les dejo en la encalmada. Tarde comprendieron que los vientos, como la vida no siempre están disponibles para nosotros.

La juventud se despacha la vida a grandes sorbos mientras la edad madura teme por ella.

Buscaba el viento en cada amanecida, al medio día, al atardecer, sólo aflojaba su angustia de anochecida, cuando el recogimiento y la oscuridad invitaban a la retirada, una retirada de si mismo.

La vida se había alejado tanto que podía verla frente a sí, sentimientos tan diferentes de aquella otra vida habitada desde dentro, tan reciente y tan lejana…

¿Cuántas vidas hay en cada existencia?, ¿Cuántos habitaciones habitamos en ella?

Un leve y perturbador sentimiento de lejanía invade la tensa calma, este no pasar nada, eterna espera, incierta, volátil y temerosa calma…

Atrás quedaron los días en los que corrientes benignas y vientos prodigiosos hinchaban las velas e impulsaban las naves de nuestras vidas.

Prisioneros, esclavos, atrapados por la ausencia de la más leve brisa, privados del hálito de impulso de vida, ni ráfaga, ni cierzo, ni aquilón, ni soplo ni ventisca, alejados del tiempo.


Falta viento y aire. Sean cuáles sean las dificultades de la navegación, la fórmula es siempre la misma: nunca... nunca... nunca... te rindas.

4 de noviembre de 2011

¿Desesperanza?


¿Qué vamos a hacer con la desesperanza?, desaliento labrado a fuego por un modelo de vida desatinado y condenado al fracaso.

Qué haremos con el vértigo de quién no encuentra trabajo, qué con los desahuciados, qué con los parias del tercer mundo que mueren de hambre a diario, qué con tantas expectativas segadas por una economía que todo lo devora.

Pero sobre todo, qué vamos a hacer con el ejército de desheredados de esa clase media, movida por un deseo de consumo frenético carente de expectativas de ser colmado.

Legiones de jóvenes y adolescentes consumidos por el deseo de un consumo que no podrán satisfacer, esclavos de su propio anhelo inalcanzable, enfrentados a una realidad que les corta el paso, ahogados en la tensión de la desigualdad.

Porque la igualdad ya no es un asunto social ni tan siquiera un derecho, hoy la igualdad, la relación igualitaria inter pares depende del nivel de consumo que se ostenta. Un nivel de consumo que, cuál espejismo, ha mantenido a las clases medias occidentales en la ensoñación de una riqueza sustentada por las deudas.

No saldremos indemnes de este descalabro que va más allá de una crisis financiera, económica o de confianza, estamos ante una crisis sistémica que orada los cimientos de un modelo de pensamiento y de una actitud ante la vida. Modelo especulativo y suicida incorporado al ADN de la humanidad entera, un modelo en el que el deseo nos aleja de lo que somos.

Lo que empezó siendo un mero malestar, difuso, inconcreto, se va materializando poco a poco en la indignación del que percibe que sus cimiento son de barro y luego, tal vez, sobrevendrá la catástrofe, entendida como cambio rotundo de modelo. Y mientras esto le sucede a la ciudadanía, los gobiernos niegan la mayor, miran hacia arriba, sin entender, sin saber que “cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen”.

Hemos hecho dejación de decisiones en favor de unas élites que sólo velan por su subsistencia y por el interés de los afines a su mundo estratosférico e ilusorio, un mundo que se desmorona ante la atonía generalizada.
Vivimos un momento de reemplazo, reemplazo de la opulencia por la necesaria contención, de una hegemonía occidental que cede ante la pujanza de Asia, un momento de revisión de la preponderancia de la globalización económica frente a la localización de los problemas y conflictos, un tránsito desde una realidad enfrentada a lo virtual a una condición humana mestiza virtual-real. Asistimos a la mutación del estado del bienestar, garante hasta ahora de la paz social, en el malestar creciente con el estado. El patrimonio de la clase media es hoy una cárcel para la liquidez.

Necesitamos un cambio del paradigma económico que como poco recupere la base del capitalismo puro (aunque sólo sea eso), haciendo valer la producción frente al poder de la pura especulación, se hace necesaria la introducción de valores en los mercados para poner freno a la depauperación de millones de vidas humanas, por convertir alimentos y materias primas en futuros financieros.

Un mundo entero obrando para beneficio de bancos y especuladores, debe modificar algo su trazado, o nos saldremos de él en alguno de los giros.

3 de octubre de 2011

Color

El color de unos pasos en la niebla dejando un rastro de inquietud van. Sombras cercanas los acarician, ecos lejanos los acompañan mecidos en pensamientos.

Luces contorneadas de bruma narran realidades concretas en el espacio sordo, luces sujetas en un aire material, acuoso, estelas que alumbran voces nuevas cantando viejos lemas.

Azul, la soledad es azul, como sus pasos en la niebla. La soledad es azul y fría y húmeda, igual que la densa calina que la noche estrena.

Humedad penetrante y sonora, campana de soledades, agua suspendida en el aire, mar de nieblas acompañando la liturgia cotidiana del recurrente pensamiento.

Niebla en la ciudad, vapor en la mente, luces difusas eclosionadas en la calle, destellos de consciencia en la interior mirada.

El color de sus pasos hablan en la noche oculta, tras la capa líquida suspendida en el espacio. Con voz, apenas audible, habla de sufrimiento y fracaso adheridos a la piel interior.

Nebulosidad de la noche atormentada por esta lluvia detenida en su caída, por estas nubes fuera de lugar, obstinadas recurrencias las acompañan.

Voces, luces, colores de sombras, exhalación de agua afligida, nubes casuales, simple vapor, mera agua, humedad desaparecida con el sol, tinieblas disueltas por la conciencia.

11 de septiembre de 2011

Palimpsesto


Cada pasaje, los acontecimientos, el suceder de la vida cotidiana se escribe sobre un pergamino invisible, personal y único. Sobre este paño intangible quedan reflejadas vivencias, memorias, sentimientos, temores, logros, anhelos…

Lo que somos y lo que fuimos se superpone en capas cuyos trazos más o menos profundos, más o menos marcados van componiendo un entramado de líneas que componen el palimpsesto de tu vida.

Como líneas que se entrecruzan, interfieren, desdibujan, la personalidad va quedando plasmada en un dibujo laberíntico a menudo indescifrable y complejo.

Sobrescribimos nuestra historia una y otra vez sobre un mismo soporte, y la profusión de las líneas cinceladas del pasado, pugnan por destacar sobre las líneas recién escritas del presente; líneas coincidentes o antagónicas, multiversos entrelazados, pentimento de artista sobre el lienzo.

29 de agosto de 2011

Cuadro flamenco

Canales surcan la vida, vida surcada de canales; amplios unos angostos otros, desiertos o superpoblados canales, canales de comunicación e incomunicación.


Como el rastrillo infantil traza en la arena canales, la vida traza en ti los surcos de cada vivencia, dejando su marca indeleble, horadando quien eres por dentro.


Canales oscuros y traslúcidos, densos y livianos, ocultos o enaltecidos, canales de pensamiento múltiple que conectan con los sombríos gestos de quién no somos, alterando aquél que somos.


Canal: conducto y sumidero, tubo y acequia. Estría, reguero o albañal, pero también sangradera, gárgola y cauce.


Canal que nos conduce, como cantó Manrique, al mar. Canal de vida en medio de estepada muerte. Un mundo de canales viví, una Holanda de tuberías circulando bajo el nivel del mar.


Enigma flamenco en azul y verde.

19 de julio de 2011

Representación

El actual presidente de la CEOE, arremetía ayer contra los “funcionarios prepotentes” y los “parados defraudadores”, en un discurso inconexo que contenía estos dos demagógicos arietes.


¿Son estos los verdaderos frentes abiertos en la actual crisis?, me pregunto, ¿son estos los ámbitos sobre los que la patronal considera imprescindible intervenir, para mejorar la economía y la contratación?.


Cada vez que un ilustre mediático comparece en los medios a representar su papel, la inteligencia se va de vacaciones, el sentido común emigra y la razón y la analítica son asesinadas sin remedio.


Cada notable que habla hace bueno al anterior, de por sí obtuso. Cada figura que se otorga nuestra representación no lo hace en absoluto, ya sean políticos, empresarios, representantes sindicales, famosos, intelectuales…, y hace cierta la consigna del 15M, ¡Que no, que no nos representan…!

27 de junio de 2011

Despedida

Sombras, sombras nos rodean, atisbos inciertos de aromas de sospecha, espectros de personalidades, vestigios que impregnan la memoria.


Panoramas efímeros de frágiles pilares asientan nuestras vidas, la incertidumbre se ha instalado entre nosotros. Nuevas realidades antiguas pueblan nuestras almas, viejas veleidades nuevas las atenazan.


Consciencia de la marcha, éxodo de pensamiento, diáspora de la razón, expatriación de la realidad tejida en la nube.


Todo suena a despedida, despedida soñada, imaginado adiós perturbado en el pétreo ambiente creado, la luz de gas se hizo eléctrica para hacernos luz de gas.


Ausencias, aire colmado de ausencias: la tuya, la mía, la recurrente ausencia. Antiguas y recientes. Suenan clarines de retirada, de huida, evacuación, fuga taimada.


Me despido de ti entre brumas legendarias, neblinas de ayer complacientes, danzarinas, brumas que ocultan lo que es envolviéndolo en recuerdos, igualando ausencia y presencia.


La escena es un cuento, el bar nos traslada a la vieja Habana. Conversando de viajes entre amigos nos despedimos, y la despedida tiene algo de adiós. Vértigo de pensamiento, temor de mañana. Pero la escena sigue bañada en una irreal luz sorollesca, la camarera pasea su esbelto cuerpo entre las gasas de un lánguido vestido que invita a soñar.


Hay algo de antiguo romanticismo; viajes a destinos lejanos, viajeros alejados del turismo, amigos viejos y antiguos amigos, pulso primaveral de comienzo del estío, pasión por soñar.


El aire cálido y la ginebra suavizan las formas, calman al tenso ego, disipan toda responsabilidad. Todo es luz, luz caribeña en la céntrica urbe, luz del corazón para un adiós.

6 de junio de 2011

Emergente

Pensamientos, sentimientos, ideas, emergen desde las profundidades hasta hacerse eco en el display de la mente. Pero, ¿dónde estaban antes?, ¿de dónde brotan?, ¿de qué sustancia están hechos los pensamientos?.


Emergen energías que semejantes a la naturaleza de la luz, mitad onda, mitad partícula, impactan en la superficie cristalina de la mente, modulando su tensión superficial hasta ondularla. Rápido movimiento vibratorio que se transmite con celeridad sobre el fluido elemento.


Emergen porciones de sutil e intangible materia, dibujando volutas de pensamiento, bocetando inspiraciones, ideas, pero también sentimientos, frustraciones, miedos. Rastros de intenciones, restos de idearios alojados en lo profundo, reflejos de cristales conformados en la oscuridad.


Pensamientos humanos, reflejos de otros, sustancia de pensamiento recorriendo una mente universal en la que habita todo pensamiento, cita de todas las posibilidades. Pensamiento cuántico en receptor monocanal.

Brota, el movimiento surge al silencio que se retira un instante, suena el pensamiento errante en su bucle sinfín, sólo interrumpido por otro errático movimiento y a veces por la luz del silencio.


Partículas de energía fina, imperceptibles, etéreas y tenues, partículas de metafísico génesis, impalpables, inaprensibles, incorpóreas, partículas capaces de mover el pensamiento, la voluntad, el deseo, capaces de mover el mundo.

20 de mayo de 2011

Reflexión

Reflexionar es considerar nueva o detenidamente una cosa, es examinar un sujeto su estado íntimo y sus pensamientos, es pensar sobre algo que se va a hacer o sobre la conducta que se va a seguir.


Pensemos en esta jornada de reflexión, por tanto, qué es lo que vamos a hacer y qué conducta seguiremos una vez encendido el 15M.


Reflexionemos sobre la verdadera realidad de unos partidos políticos representantes de sí mismos y de sus intereses: optar o mantenerse en el poder según sean oposición o gobierno, favorecer a los suyos y a sus amigos.


Reflexionemos a cerca de los bancos; empresas cuyo objetivo único es obtener beneficios permanentemente incrementales. Al servicio de sí mismas que ni prestan crédito a Pymes ni a particulares, ni devuelven tampoco el dinero de un rescate, que les permite mantener sus beneficios millonarios.


Reflexionemos sobre nuestro modelo de vida, sustentado en un imposible.


Reflexionemos sobre el poder, el poder del pueblo dejado en manos de gobiernos dirigidos por poderes económicos privados.


Reflexionemos sobre la democracia, secuestrada por un neoliberalismo que funde los cuatro poderes en uno sólo, el poder del capital y su influencia.


Reflexionemos sobre una clase política, entregada a un endemismo autocrático que la sitúa en las antípodas de la ciudadanía. O peor aún, centrada en favorecer sus intereses privados por encima de todo, por supuesto por encima del bien común.


Reflexionemos pues, en esta jornada para la reflexión cargada de interrogantes, interrogantes puestos de manifiesto no por quienes nos gobiernan, sino por la una ciudadanía responsable e indignada.


A Sol, Yo Voy, voy a reflexionar.

7 de mayo de 2011

Justicia

El beneficio de las compañías y de las marcas lo pagan los ciudadanos-consumidores, este ser-consumidor en que nos hemos transmutado. Pagamos los beneficio y las perdidas: si los bancos conceden créditos basura, los intereses de estos estarán protegidos por ley, pero la basura que queda es para el cliente cuando no puede asumir la hipoteca ni pagar con el bien hipotecado.


Si la central de Fukusimha es rentable y es un centro estratégico de energía, los beneficios son para quién la explota, pero en el “improbable” caso de que explote su reactor las consecuencias son para los ciudadanos, que pagarán con su salud y su desgracia el beneficio ajeno.


Cuando el dictador está en el poder el beneficio se reparte entre él y los suyos, siempre es igual, pero para derrocarlo el pueblo tendrá que pagar con sangre y sufrimiento su caída, igual que pagó su permanencia.


No puedes comprar nada sin pagarlo previamente, pero cuando el objeto se estropea, una vez cumplida la garantía, nadie se responsabilizará de los defectos posibles o programados.


Las grandes compañías que explotan los grandes recursos naturales del planeta, se aprovechan de estos recursos gratuitos que son comunes, pero los problemas derivados de la sobreexplotación los pagamos todos.


Ayer la vida miraba hacia un futuro tan falso como garantizado, mostrando una perspectiva de crecimiento y recursos que tendían a infinito, hoy miramos el presente con temor a un futuro tan cierto como inseguro.

1 de abril de 2011

Bien hecho

Una vez más oigo esta frase tan recurrente “Algo habrá hecho bien para tener tanto dinero”.


Algo debieron hacer bien entonces Gadhafi, Berlusconi, Al Capone, Botín…


Hace demasiado tiempo que confundimos lo que está bien, con enriquecimiento. Es una cosmovisión dual y hedonista que identifica éxito con enriquecimiento y fracaso con lo contrario. Así es como nos parece, más relevante un futbolista que un filósofo, nos merece más importancia la opinión de un tertuliano casposo que la de un buen padre de familia, nos interesa más lo que hace una princesa de barrio que la labor de un educador social o de un maestro.


Pero; ¿qué es hacer bien las cosas?, ¿prosperar económicamente, ser famoso, tener poder e influencia sobre los demás, mandar más que otros, poseer cuanto queramos en vez de cuanto necesitamos?


Y sobre todo ¿qué es hacer mal las cosas?, anteponer la honestidad al lucro, trabajar para los demás, entender lo común como una responsabilidad compartida, priorizar el espíritu sobre cuerpo, preferir la belleza a la ostentación…


Hemos elevado el materialismo a niveles indescriptibles, no destacando nada por encima de él que parezca merecer la pena. El capital se antepone o sobrepone, según el caso, a la justicia, a la libertad, al derecho humano. En un mundo material el dinero gana a la educación, al pensamiento, a la libertad, a la solidaridad…


En este negocio que es vivir el materialismo a desterrado la utopía, la practicidad a suplantado a la belleza, la economía al bien común, el beneficio a la salud del planeta.


Este paroxismo materialista teje una red más estrecha cada vez sobre el ser humano, hoy tenemos que gestionar nuestra imagen y reputación en Internet basándonos en los mismos principios que el marketing adopta en la gestión competitiva de marcas y productos, haciendo parecer semejante lo disímil, materializando también al ser humano, transmutándolo en ser-objeto.


De muestra sirva este extracto de una comunicación del ESIC, distribuída entre élites directivas y jóvenes promesas.


“…Teniendo en cuenta todas las estadísticas que llegan a nuestras manos a diario, podemos asegurar que sí, que las marcas, y nuestra propia marca personal, se define por lo que ofrecemos en línea (es decir en Internet). Si tenemos interacciones positivas, tendremos nuevas oportunidades. En caso contrario, las puertas comenzarán a cerrarse.



La pregunta que todos nos hacemos es ¿cómo creo mi reputación en Internet? Esto es crear tu propia marca personal y gestionarla como si fuera lo más sagrado que tenemos. Una buena campaña de marketing personal es lo que hace falta. He aquí una serie de consejos que nos serán de ayuda….”

http://www.esic.edu/esicpress/recurso.aspIdR=693&utm_

source=mknet&utm_medium=email&utm_content=mknet_email_

esicpress+mar+2011_31032011_2505_titu_reputacion&utm_campaign

=mknet_email_esicpress+mar+2011+_31032011_2505


Qué habrán hecho bien, me pregunto, todos estos especuladores que se reparten el mundo, o tal vez deberíamos preguntarnos; que hemos dejado de hacer los demás para que unos pocos ostenten el control de lo común y se atribuyan la propiedad de lo ajeno, ante la aprobación y la admiración de la mayoría, porque ya sabemos que algo bien habrán hecho…

7 de marzo de 2011

Miedo

Seguridad frente a libertad, dos conceptos enfrentados entre sí, binomio siempre en pugna, siempre en riesgo de exclusión. La libertad claudica en el instante mismo en el que surge un recelo de seguridad, sucede siempre, ocurrió después del 11S, sucede cada vez que nos sentimos amenazados, también lo prevén nuestra constitución y nuestras leyes, articulando la derogación de la libre circulación, la libertad de expresión o información… ante el estado de emergencia o de excepción decretado.


Pero la libertad, siempre amenazada, es aún más fácil de recortar cuando se trata de la libertad de otro, y si la defensa de la seguridad lo justifica, poco crédito tienen los principios y fundamentos en los que basamos modelos democráticos y estados de derecho.


Este es el caso de todos estos países árabes ahora sublevados, y el de algunos más, a cuyos regímenes autárquicos y represores hemos apoyado abiertamente sin fisuras ni ética, todo por la “real politique”, y a los que en este momento miramos con recelo ante la posibilidad, de que una vez democratizadas las sociedades, no sepan elegir lo que a nosotros nos conviene. Su libertad nos amenaza.


En este ámbito de pensamientos orbitan ideas como el posible avance del islamismo radical, tan instalado entre los que nos denominamos “occidentales”, como si hubiera un sólo occidente y como si todo el oriente fuera uno y el mismo.


Sin embargo y pese a nuestros temores, el gran ausente en toda esta revuelta árabe es el radicalismo mal llamado islámico, (o acaso hablamos de radicalismo católico o judío), porque lo que se combate realmente es el radical totalitarismo, la dictadura que mantiene esclavos a pueblos enteros, sumidos en la mayor de las miserias humana e intelectual.


Este temor que nos alcanza, no es más que el miedo a que otros teniendo lo que nosotros ostentamos y exportamos, siendo libres en definitiva elijan equivocado, es decir, que no sigan nuestras normas y nuestras pautas. Como si nuestra senda fuera el paroxismo de la excelencia y la cordura.


Europa, aguerrida tierra de conquistadores otrora, madre de librepensadores, tierra en la que se gestó la separación de iglesia y estado, cuna de la Ilustración…, parece olvidada de su pasado reciente, ensimismada en su propia abundancia, adormecida, ahíta de tanto como posee…


Esta Europa pobre de espíritu y rica en divisas, mira con temor al vecino del sur que con su pobreza alimenta su turismo, un vecino cuyo yugo no es una religión atenazante, sino la tenaza del hambre, la mazmorra de la desesperación de un futuro cercenado, inexistente.


El mundo árabe quiere escribir su historia, como ya lo hicimos nosotros antes. Y esto nos da miedo, miedo a la libertad ajena, cuando lo que de verdad aterroriza es nuestra propia seguridad.

1 de febrero de 2011

Silencio

Huyo dejando atrás el ruido compulsivo de la civilizada urbe, para alzarme hasta las cumbres, el reino del silencio.


Silencio, como presencia patente que llena el aire, silencio tangible y persistente. Avanzo con paso lento por el sendero que asciende directo a las cumbres, es un camino certero, rectilíneo, que asciende sin rodeos. Es un camino duro y costoso pero honesto, desentendido de atajos, camino sincero que no oculta en ningún momento sus intenciones ni su objetivo, la cumbre.


La umbría, el frío bosque, el arroyo rebosante, van quedando atrás y la exuberante vegetación cede ante la altura. Piornales veteados de enebros, roquedos, grandes canchales que hablan del pasado glaciar de estas cumbres.

El silencio es palpable, los lentos pasos suenan contenidos como en una cámara de vacío, no se oye ni el canto de un pájaro, ni el más leve rumor del viento. El frío es intenso.


Asciendo, me elevo ganando perspectiva. A medida que el valle se abre al sol, el frío se matiza y el esfuerzo de la ascensión parece algo menos severo. La hermosura del paisaje, el espléndido día, la dilatada visión que sólo interrumpe la bruma matinal desdibujando el horizonte, no son comparables al omnipresente silencio, casi físico que todo lo envuelve.


Sólo recuerdo este silencio en las cumbres, ni tan siquiera en el desierto, un silencio que se asemeja al agua mientras buceo. Es una presencia silente que enfrenta a uno mismo con la turba de pensamientos que, estrepitosa y desarmada, hace ruborizar al ego. Recuerdo este espacio enmudecido desde muy joven, la sensación envolvente de mudez, esta elipsis sonora que es la montaña.


La ladera, convertida en escarpado declive busca la verticalidad, y cada paso hay que ganárselo al camino con decisión, con esfuerzo.


Una brisa helada me anticipa la cercanía de las cumbres. Un gran cambio de escenario acompaña los últimos metros hasta la cima; el valle cede al fin y el collado se abre, sobre una alfombra de nieve y brillante hielo, a nuevos valles sombríos y a las brillantes cumbres nevadas. Un espectáculo de brío contenido, un regalo de tranquilidad eólica inusitada.


La leve brisa no alcanza a romper el silencio; perenne, sobresaliente. Avanzo prudente entre placas de hielo, el frío y el viento esmerilan la nieve.


Miro y me veo en este paisaje desértico, agreste, duro, esencial y bello. Un cálido frío me envuelve junto al rumor silente de este audible silencio.


Un día en las cumbres para ganar en perspectiva, la visión desde arriba dimensiona las cosas, cuán pequeños somos frente a la sencillez elemental de la naturaleza, qué ruidosos frente al infinito silencio.