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16 de marzo de 2020

Reinicio


En el universo digital, se produce el reinicio del sistema cuando éste ha llegado a un punto crítico de saturación, cuando la capacidad de proceso está seriamente comprometida y la incapaz de ejecutar su trabajo termina bloqueándolo.
Hoy segundo día de clausura de la vida tal como la entendíamos hasta ahora, asistimos a un reinicio, un reinicio social que tardará en recuperar su nivel de funcionamiento óptimo.
Nos cerraron bares y restaurantes, nos dejaron sin ocio físico, limitaron nuestros movimientos, nos recluyeron en definitiva en la cárcel del aislamiento. Paradoja para una sociedad ya sumida en el cautiverio de lo virtual.
Lo imposible, lo impensable, se hace cotidianeidad. Es el universo cuántico de Kafka, dónde cualquiera puede ser humano y coleóptero a la vez. Estar en la calle aparece como un acto delictivo, pasear lo es. Un miedo cerval avanza ante la cercanía del otro por temor a un invisible enemigo. Todos somos sospechosos; unos de ser anfitriones de un virus con nombre de última versión de software, otros por no respetar la reclusión forzosa. Nuestros vecinos se afanan en acaparar vituallas para un asedio, que sería si una guerra. Asistimos atónitos a la subversión del polo del pensamiento que ha migrado del cerebro al recto. ¿No es una pérdida de dignidad privilegiar al papel higiénico?.
Llega el reinicio en un momento propicio, aplicado sobre una ciudadanía en decadencia, que jerarquiza la seguridad por encima de la libertad, un mundo de seres dóciles, adocenados, necesitados de la norma exacta para salir ilesos de una vida, de la que todos se declaran inocentes .
Descubrimos con asombro, que los escenarios distópicos no son patrimonio exclusivo de la ciencia ficción, aparecen ahora como una opción plausible, cuando el entramado del artificio social se bloquea o su incapacidad de procesamiento alcanza un nivel tan crítico, que hace necesario REINICIAR.