Páginas

Buscar este blog

17 de diciembre de 2012

Enfrente


Un sol tamizado de altas, vaporosas nubes gironeadas se adormece en un horizonte nimbado, un cielo de veladura que se cubre tras vaporoso visillo.
La luz grisácea impregna todo, incluso el aire tiene un resplandor plúmbeo que lo hace vibrante, magnético. Es una tarde gris y espléndida.
Recuerdos cercanos edulcoran la atardecida de un sol tímido que huye con su luz a otra parte.
Suena REM, música y lectura conforman un reino aparte, un universo propio alejado del entorno donde me muevo, siento la liberación de ese entorno, de lo que sucede, siento una tenue felicidad, el contorno de la libertad; libre de ideas, liberado del futuro.
El pijama prestado desprende un olor seco y hospitalario que me recuerda dónde estoy, transpira el eco de todos aquellos que vistió antes que a mí, pero su palimpsestico discurso no me inquieta, estoy en paz, libre también de toda aprehensión, la vida hoy es simplemente un grato acontecer.
Miro y veo la enfermedad en tercera persona, me siento libre de sus consecuencias, libre de su devenir, la música me lleva y el recuerdo de la luz de aquel atardecer me sosiega aún más.
No lloréis cuando me marche, no os arrodilléis ante el altar,
pasad ligeros sobre la nítida existencia cual nómadas, como los “hijos de la mar”.

25 de octubre de 2012

Noche


Los largos brazos de la noche se deslizan bajo mis pies, la tenue penumbra se torna oscuridad, avanzan las tinieblas, pardas, grises, negras...
La muerte mira desde la atalaya sin perder detalle, me sumerjo en aguas frías y oscuras sin percibir la realidad.
Ira, rebeldía, entrega…, una inconsistente línea de pensamiento desbordante, un clamor por el cambio, una obstinada idea de revolver los cimientos de la instalada realidad.
Miro un paisaje yermo y desconsolado, una llanura quemada por un insistente sol, miro la distancia a todas partes, el brillo del espejo en la mirada.
Luz azul, temor acrisolado, manto de esmeralda para la reconciliación del alma, capa de alabastro para el postrer temblor.
Largos brazos nocturnos me abrazan, como para quedarse, empujados por el opaco resplandor de una materia macilenta y melancólica. Pensamientos de agonía, leve cándido temor.
Ayer resplandecía, hoy apagado todo resplandor…, vida monótona se agolpa en la cocina, refulgente vida en el recibidor. ¿Dónde estás cuando ya me he ido?, ¿a dónde volverás, después de volver yo?
Volverá sobre la empalizada a crecer la hierba renovada, volverá la vida al corazón, la madurez, se pierde ahora en la nada, el resplandor es un eco de anteayer.
Enfrente un toro de brillante lustre, perlas de nácar gravitando sobre su testuz, miro sin ver el trascendente tiempo, veo sin mirar la menguante luz.
Fuegos de ayer iluminan ahora, luces de hoy sobre el monumental ayer, cambio ya el paso sobre el paso cambiado, cambia la luz brillo y resplandor.
Cansado estás de estar ya tan cansado, libre de pensar sobre el final del camino, camino libre de sólo pensar, cambia la luz de poniente, céfiro vaporoso que otorga halos de crepúsculo a la luz casi estival.

5 de octubre de 2012

Visiones


Espacio lleno, repleto, colmado de ausencias. Desierto, lugar de encuentro de ausencias, reunión de silencios. Nos reencontraremos en las llanuras abrasadas de soledad, entre la arena y el cielo. Vivencia en el vacío, contemplación de la nada, cuando el recuerdo es pura ausencia y el sentimiento melancolía.
Me sumerjo en la materia insustancial del recuerdo, palpo el frío fuego que te rodea, el ácido sabor de lo perdido. Recuerdos en blanco y siena, luz de invierno bajo sol ardiente, anhelos vitales cristalizados en polvo de arena.
Vislumbro dunas interminables, salobres llanuras, colinas vigilantes, líneas dibujadas de sol y pureza.
Cada instante vital es único e irrepetible, momentos fijados en la superficie indeleble del alma, instante único y último, viento cálido, seco, abrasado por el paso de los siglos, impregnado de estricta soledad. Cordura envuelta en magnético y permanente estío.
Sigo avanzo en un tiempo detenido en el oasis intemporal de la esperanza, tensa e irreflexiva espera, bonanza de tiempos mejores, búsqueda de la emergencia.
Veo la cálima envolvente, la erosión de la memoria, gritos sordos en la plenitud de la sordera.
Ánimo permanentemente renovado, tiempos binarios, hoy y pasado juntos, fundidos en cristalino abrazo.

21 de agosto de 2012

Perfume


Un rastro de perfume invade el aire, habitándolo desde su interior, un legado dulce y suave que se expande y amplifica. “Perfumes que cambian la vida”, podría ser un slogan para una campaña de publicidad, pero como puede un perfume cambiar algo, y más la vida, ¿tiene acaso el aroma algún vínculo con el cambio?, ¿se trata de un cambio permanente o único?, ¿puede ser el cambio único, no permanente?, ya que, si es único no sería cambio, al menos no permanente. Lo que es evidente es que el aroma permanece, introduciendo un cambio en el aire en el que se mueve, ¿se mueve el aroma?, claro, con el aire, se mueve, y permanece y cambia el aire, al menos su cualidad intrínseca, es decir que el aroma algún cambio ejerce, sí pero ¿cambiar la vida?.
El aroma persistía en el ambiente, generando un rastro a través del cuál se podía seguir a la portadora, digo portadora no porque me arrobe (@) el lenguaje no sexista, sino porque al ser un perfume netamente femenino se infería que su ser portante, era del género en el que la discriminación se hacía positiva, pero ¿puede ser positiva la discriminación?. El perfume persistía e insistía en atrapar toda pituitaria a su alcance, y era mucho su alcance, al menos en horizontal. Pensé: ¿y en vertical?, se extenderá también verticalmente ¿hasta dónde?, ¿hasta la estratosfera en algo así como una expansión infinita?, ¿puede ser infinita la expansión de algo?, sí del universo, o al menos eso dicen los tecnócratas de la ciencia, “el universo se expande desde el big bang de forma infinita…. y bla bla bla….”, pues el perfume igual, lo mismo deja su esencia indeleble en todo cuanto “toca”.
Lo cierto es que el aroma deja una huella impresa en el cerebro, que se almacena en forma de recuerdo, igual que podemos recordar un acontecimiento, un nombre o una cara, podemos recordar un perfume, a veces, asociado a sentimientos. Los aromas, como los sonidos crean un núcleo de recuerdos compilados, que se activan sólo con inhalar de nuevo el perfume o escuchar la melodía que los generó.
No logré saber cuanto tiempo llevaba oliendo aquel hechizo en forma de perfume pero parecía mucho; acaso el tiempo se detiene con el olfato, o tal vez se hace infinito, ¿otra vez infinito?, ¿otra vez el rollo del universo…bla bla bla…?, el caso es que el tiempo parecía alterado por la sutil percepción embriagadora del perfume, ¡pareciendo alterar el tiempo y el espacio!, ¡Cielos!, el espacio-tiempo alterado por un simple perfume, bueno simple sí, pero caro, pues se trataba de un perfume muy caro, es normal, para estar dotado de esa mágica propiedad debía de ser un perfume muy especial, y sabemos que todo lo especial en esta sociedad es caro, cuanto más especial más oneroso.
Aquel tiempo detenido…., ese espacio en expansión… Capaz que ese perfume podía cambiarnos la vida, pero ¿quién era la portadora de aquella maravilla hecha fragancia?, imposible saberlo, por el paso de cebra desfilaban decenas de viandantes ensimismados todos con aquel perfume, unos iban, otros venía, todos cruzaban a cierta velocidad, para inmediatamente ralentizar el paso, justo cuando la esencia suspendida en el aire fragmentada en millones de insignificantes partículas, alcanzaba como estímulo sensorial el cerebro, produciéndose el mágico efecto descrito tiempo-espacial.
Podría parecer, por la intensidad del efluvio, que la portadora había derrochado una cuantía inmensa de aquella loción, o que se había bañado en ella, o simplemente que la rotura del frasco había precipitado sobre su cabeza el preciado contenido, un contenido que después de impregnar a su propietaria amenazaba ahora con invadir la ciudad entera…, pero no era así en realidad; una sola gota de aquella esencia bastaba para embeber toneladas de aire, por eso era una esencia, una sustancia concentrada en su saturación, una gota de esencia.
El perfume tiene la cualidad también de generar en torno a sí una burbuja de sensaciones, un micro mar donde los sentidos se sumergen y quedan atrapados, aislados de cualquier otra realidad, realidad en sentido figurado, pues ¿es realidad un aroma?, o es la sensación que llega hasta el cerebro una percepción interpretada, ¿interpretada por quién?..., lo cierto es que nos sitia, apartando, alejando cualquier otra percepción, es como si el sentido del olfato, sólo a veces, cuando un aroma penetra con intensidad y gallardía hasta lo profundo, decía, es como si el sentido del olfato jerarquizara toda sensación seleccionando una entre miles y subordinando todas las demás.
El sitio del aroma, el asedio del perfume…. Decaía su intensidad invitando a seguir su huella horadada en el aire, un rastro color sol se confundía ya con los sonidos y las luces de una ciudad, que por ahora, no había sido totalmente conquistada.

12 de junio de 2012

Trabados


Un encuentro de tantos en cualquier lugar; la consulta del médico, la cola del cine, la red social... Rodeados de gente de la que nada se sabe, desconocidos reunidos ocasionalmente por una circunstancia fortuita, encuentro entre extraños, rostros por descubrir... Por encima, al lado, entre ellos, una red inapreciable se entreteje con una urdimbre cerrada; lazos intangibles estrechan la aparente distancia entre desconocidos, lazos invisibles, enlaces incorpóreos pero reales.
Cada uno relacionado estrechamente por un orden numérico con todos los demás, cada ser antecediendo y precediendo a otro, con el que le une un vínculo ordinal en la cola de la pescadería. Unidos por ligaduras ideológicas, votos que unifican el destino de desemejantes: desconocidos que opinando lo mismo desde realidades distintas se unen en modo invisible, para otorgar o retirar la confianza a un gobierno, a un partido.
Compradores compulsivos como somos, si mirásemos con los ojos de lo etéreo veríamos gustos semejantes por similares productos, entre consumidores del todo desconocidos.
Vínculos identitarios que nos ciñen más a aquél que a éste otro; su manera de vestir, de expresarse, de andar...
Apetitos vinculados, que nos acercan a quien nos atrae, alejándonos de quien nos disgusta.
Vínculos de situación; problemas similares, asuntos familiares, dudas, deseos, miedos...
Las incertidumbres, otro nexo humano; ciudadanos de países enteros compartiendo inciertos ecos de futuro, el temor a la muerte, el sufrimiento, la desafección…
Apetitos, pensamientos, espacio habitado en común, el planeta. Esferas de afinidad que dibujan infinitos hilos imperceptibles.
En este panegírico de relaciones humanas en el que estamos inmersos, ¿dónde cabe retirar la asistencia sanitaria a un enfermo por no ser español?, ¿dónde, hacer de la homosexualidad un mal a repudiar?, ¿dónde cabe rescatar a entidades financieras privadas dejando hundirse al ciudadano?
Los vínculos que vemos, pero sobre todo los que no vemos, nos mantienen unidos a la tribu, porvenir común, lugares comunes… En este universo contemporáneo toda  desigualdad sigue vigente, olvidamos nuestros vínculos pensándonos separados, diferentes, mejores, pero los lazos que nos unen nos delatan como miembros de tribus, tribus de uno.

14 de mayo de 2012

Concreto


A veces siento el dintorno de lo concreto que asciende llenando de matices el entorno, es entonce cuando huyo ante la presión de lo concreto, ante la dictadura de la forma definida, ante la palabra exacta exenta de toda vaguedad.
Mi alma me aleja de la gente concreta, de las relaciones precisas, de lo esteriotipado, huyo de ese territorio marcado por infinidad de rastros, de huellas que van dibujando un mapa del otro, de los otros concretos, delirantemente precisos, inconfundibles ellos. Estas señas territoriales son como las marcas que los cánidos dejan con su orina como vestigios de sí mismos impresos en un área, una huella personal e inconfundible, marcas semejantes a la concreción de formas, palabras y relaciones que establecen los seres humanos.
Concreciones cinceladas en la conciencia del otro, traza indeleble con afán puramente definitorio, influyente, son estelas que imprimen los demás para perdurar en nosotros, son impresiones que nos dejamos hacer para poseer al otro en su ausencia.
Huyo de la condena del pensamiento subyugado por los sedimentos de reliquias concretas, légamo que se deposita en la mente, en el alma. Prisión incondicional decretada en torno a lo concreto, al ser concreto de los otros, al no ser yo que prospera y se concreta.
Prisión concreta, libertad en abstracto.
Me abstraigo en abstracto, hasta que te desdibujas, perdiendo forma y contenido, te alejas hasta desvanecerte en remoto, cede lo concreto poco a poco y la mente abstracta recupera su abstracta libertad, su independencia más total; no esto, no aquello, nada me influye demasiado, nada me alcanza en exceso, me sitúo de nuevo en la equidistancia, anhelada atalaya desde donde divisar la nada.
Desafección por cuanto me circunda, borrachera de libertad o delirio de soledad…

19 de abril de 2012

Goce


En un entorno absorto en la taumaturgia de la posesión: posesión de dinero, propiedades, objetos, salud, trabajo, personas, doctrinas, dogmas…, en una creación entregada a la liturgia del mercado, donde el delicado aroma de la flor o la fina inteligencia humana son meras mercancías objeto de compra-venta, poseer es un fin en el que naufraga la civilización.
Poseer eso, pertenecer a aquello, son dos vertientes de una misma cima por las que se desliza el ser-consumidor. Extraña evolución: de adeptos a súbditos, de ahí a ciudadanos para culminar en consumidores.
Yo poseo, tu posees, el posee, nosotros poseemos, poseímos y poseeremos,… o tal vez somos poseídos.
Frente al delirio de ostentar, reclamo la simpleza de gozar, de gozar de las cosas sin necesidad de poseerlas, sin querer, sin poder poseerlas. La imposibilidad de adquirir una sonrisa no le resta un ápice a la capacidad de disfrutar de ella, ¿quién puede poseer una caricia?, o una mirada, ¿quién atesora la palabra de consuelo, quién un pensamiento?. El deseo de poseer es mero conformismo con un goce interino, pues la posesión tiene implícita la perversión de la pérdida y la inapetencia por lo ya poseído.
Gozar, disfrutar sin el yugo de poseer, es un acto de sublime libertad, sin subordinación a la propiedad, con concesiones mínimas a la ambición del deseo, un ejercicio de provisionalidad permanente.
La vida en dosis, a veces homeopáticas; disfrutar hoy de hoy, mañana es una entelequia, poseer una ilusión. Posesión y poseedor, bipolar juego de dominios donde objeto y sujeto se desdibujan intercambiando sus papeles, ¿poseedor o poseído?, qué es qué en cada instante....

19 de marzo de 2012

Tao I


Voy buscando caminos de lo abstracto, senderos de lo indefinido, de lo infinito por tanto, lo misterioso, lo abismal, lo intangible… lo inmaterial. Huyendo de la férrea vía de lo figurativo, de lo concreto, lo definido, lo formal, lo explícito, lo tangible, lo material.
Dudar, dudamos en abstracto, las certezas son territorio de lo concreto.
Profundo, impenetrable, oculto, recóndito, incomprensible, abstruso es lo abstracto. Un lugar difícil de habitar, región de lo inasequible.
   “El Tao que puede conocerse no es el Tao”
Universo nominal, expresión de lo concreto. El lenguaje como definidor del mundo. Un nombre… un objeto: mesa, árbol, piedra, fuente…, pero y ¿pensamiento?, flor, río, casa, trabajo, coche…
   “La sustancia del mundo es sólo un nombre para el Tao”
Nombres, definiciones, palabras, claves, clasificaciones, bases de datos construyen la realidad del hombre, haciendo de la existencia un todo concreto. Miedo al abismo, temor indeterminado a lo abstracto, a lo innombrable.
   “Desde el no-ser comprendemos la esencia del Tao, desde el ser, sólo vemos su apariencia”
Experiencia concreta, pensamiento en abstracto, materia y espíritu entrelazados. Fusión entre lo inconcreto; cualidad de la que queda excluido el sujeto, y lo concreto; afirmación del sujeto en el significado del atributo.
   “Ambas cosas, ser y no-ser tienen el mismo origen aunque distinto nombre. Su identidad es el misterio”
Nombres, palabras, definiciones, etiquetas que van conformando una suerte de saber, sabemos acerca del mundo por medio de las palabras que lo nombran, que lo colman de descripciones con todo lujo de detalles. La ciencia y la religión como formas de verdad, estrategias de poder y de gobierno.
   “Enseña al que sabe a no-obrar. Actúa sin acción, y nada quedará sin ser gobernado”
Andando por las indefinidas derrotas del Tao.

7 de marzo de 2012

Empatía


Apareció de improviso en el semáforo de la esquina, como para importunarnos. Surgió un día cualquiera en medio de la crisis. Su atuendo y aspecto no dejaban lugar a dudas de sus intenciones y situación. Desde aquel día fue fiel a su cita en la confluencia de las dos calles. Cada mañana, llegaba andando desde el rincón del paso elevado donde vivía y se plantaba en el semáforo, para mayor desazón de los ya desesperados conductores, que de camino al trabajo, se veían obligados a detener su vehículo ante aquella luz roja, ahora con inquilino.
La prisa, la individualidad, el hedonismo, alejaban a los que le veían de aquel abyecto ser, que pedía una limosna desde el extremo de un universo, apenas separado por una ventanilla.
Su oriundez, su desaliño, la mirada dura y esquiva, las manos oscuras, el pelo fosco y ralo, su lenguaje gutural, más propio de animal que de ser humano, lo situaban en los márgenes de la compasión.
Nadie le daba lo que pedía, o lo que se interpretaba que pedía, ya que era imposible entenderle. Nadie le daba nada; ni una limosna, ni una sola caridad, ni una mirada de aliento, ni una sola palabra de consuelo, ni un mínimo momento de atención.
Los conductores, invadidos de prisa, sumergidos en el convulso movimiento de la ciudad y de la vida, ignoraban a aquel ser detenido en el semáforo. Algo en su inmovilidad lo hacía especialmente diferente, sospechoso, desemejante del dinamismo y la premura de los conductores.
Había algo en su actitud relativo a la velocidad de movimientos que lo diferenciaba, lo distinguía, era una velocidad indigna de este “primer mundo” y algo más propia, por lo habitual, de ese que llamamos tercero, hasta en su mirada había una flema parsimoniosa que contrastaba con la precipitación con que vivía el entorno.
Su pobreza no se movía ni un ápice día tras día, su miserable condición permanecía inalterable, pareja a su tardo proceder. Como si de un designio se tratase permanecía en él siempre el mismo aspecto, el mismo tempo, el mismo inmundo lugar en que morar. Era un ser incómodamente invisible, situado en un umbral del que los exquisitos ojos occidentales no tenían registros. Un ser inalcanzable, lejano, en las antípodas de la holgada comodidad a la que incomodaba.
Siguiendo el mantra de todo habitante de gran ciudad, la gente hacía como que no le veía, cuidándose de no cruzar, ni por descuido, con él la mirada. Sólo se percibía que había sido detectada su presencia, por el precipitado cierre automático del seguro de las puertas o por el intento esquivo de eludir la línea del semáforo, adelantando o retrasando el vehículo.
Pero también estaban los abiertamente incomodados, ciudadanos incontenibles en la expresión de su disgusto por lo que consideraban una especie de ultraje a la excelencia, en la que pretendían vivir. Si un día aparecía fumando, eso refutaba su criterio de que la indigencia era simplemente un mal en el que algunos se habían instalado, si no ¿cómo era posible que pidiera dinero para gastarlo en cigarrillos?, estaba claro que era simplemente un haragán del que no se podía esperar un acto de voluntad que lo distinguiera. Como si los “civilizados ciudadanos” no tuvieran vicios ni perversiones de ninguna clase, como si el modelo consumista compulsivo sólo alcanzara a los ejecutivos o a los enamorados.
El invierno arreció aquel año y una mañana de lluvia y tenue luz, mientras pedía entre los coches, un motorista lo arrolló más de diez metros en la calzada. Los civilizados conductores, armados de sus teléfonos móviles hicieron casi cien llamadas a los equipos de socorro, sin bajarse de sus coches.
Esta vez sí, todos sin excepción, le miraron yacer inmóvil sobre el invernal asfalto.

27 de febrero de 2012

Desierto II


Concentración de espacio en esencia de tiempo, síntesis de pasado, resumen de culturas, crisol de abundancias, riquezas, miserias y credos.

Nada.....

...Todo.... Sencillez....

Línea sinuosa entre realidades distantes, cercanas; lluvia y seco, exuberancia y parquedad, más y menos.

Lugar equidistante, pasión de encuentros, fortaleza de arenas y vientos.

Infinito que tiende a cero, mar de arena, reflejo opaco del cielo, voces muertas, ...prisión de silencio.

Ausencia..., pura y descarnada ausencia

Desierto, desnudo, despoblado, desolado, deshabitado, desmantelado, deslumbrante, descuidado, desocupado, desapegado, desesperanza, despersonalizado, despiadado, despilfarro, desheredado, despintado, desplomado, desplazado, desposeído, descatalogado, despreocupado, desprendido, despojado, desprovisto, despejado, destellante, destino, desterrado, desuso, desvaído, desvalido, destronado...
Desierto, puro y duro desierto

Principio y fin.... Desierto, multitud de ausencias...

Vaguedad en la mirada, retazos de realidades enterradas, sepultadas en infinitas partículas de ausencia, tormenta de ausencias

Puente entre abismos de realidad; pasado y futuro, norte y sur, camino hacia el primer mundo, camino por el último de los mundos, camino por veredas ásperas y austeras, imaginarias, sendas azimutales, senderos imposibles entre arenas y estrellas.

Realidad de tierra, omnipresencia y concreción de tierra

No concepto, no civilización, no parcelas, no marcas, no correcto, no diferencias, no nación, no rectas, no estado, no derechos, no consumo, no global, no economía, si economía, no occidente, no mass media, no news.... ausencia, solo ausencia....

Tránsito, vida en tránsito, obnubilación de arena

Y debajo?, que hay debajo?, arena solo arena, un infinito dibujado de arena, acaudalado océano de sílice, marea de derrotas, retazos de sueños imposibles, universos cambiarios de vida y muerte.

Esencia de ausencias...

OLVIDO

Sueños de lluvia en estío permanente, ecos de voces... árabes creo, caravanas vetustas, hábitos viejos, mentes oxidadas en la costumbre, estrafalarios de almas, pasión y culto, color y vida, lo de antes, lo que fue y es, el ayer que no vimos, lo pasado, el mas descuidado de los olvidos.

Otra mirada..., introspectiva, ensimismada, varada en el umbral de otrora. Mirada ancestral que traspasa el tiempo, el tuyo, el mío, surgiendo en el estrepitoso silencio, hollando el aire, penetrando el desierto

Grito ahogado, aullido sordo rompiente de la frágil entelequia, la desajustada e injusta forma de vida que nos aleja del desierto y sus susurros, susurros de poeta.

Desierto de sueños

OPULENCIA

Actividad monocroma, gris sobre gris de fondo

Actividad, efervescencia, frenesí de opulencia, consumo, derroche, prisas, libertad, lo laico, presencia de Estado, historia, cultura, humanismo y civilización sobre millones de muertos.

Parcela, metro cuadrado, economía, lo tuyo, lo mío, lo privado: privado de anhelos, privado de amaneceres, de autonomía, privado de amor, amor privado, objeto de culto, culto por el éxito, adoración del lujo, dogma de fe, luces de neon...

...Suspenso de silencio, desierto de sueños..., falta de verdad, sed de tiempo...

DESIERTO

Sed de desierto sin tiempo...

Vivencia infinita, página en blanco, escrito en la arena, nombrado en el viento...

Continente....

...Contenido...

...todo y nada, ausencia de ausencias, puente de silencios.

4 de febrero de 2012

Equidistancia


Súbitamente, como de improviso, se encontró a muchos años de distancia de cualquier lugar. El pasado quedaba lejos, como lejos el futuro, y lejos el presente esquivo. Se vio a sí mismo ocupando una atalaya, una suerte de pedestal desde el que se asomaba al mundo. Desde aquel solitario otero lejos quedaban el amor y los amantes, lejanos los amigos y la amistad, érase un alcor distanciado de lo divino y de lo humano.
Un escalofrío sacudió aquella visión solitaria que lo situaba en el páramo de su existencia y un vacuo horror lo conmovió. La luz alcanzaba a encender la enfermedad del alma en el ambiente de aquel tiempo irreal, tiempo suspendido, tiempo equidistante.
La sensación vital de equidistancia, se convirtió en una pulsión, una suerte de revelación que lo situaba a igual distancia de ninguna parte. No soñaba. Un rastro de desasosiego se abrió camino entre la imagen que dibujó su mente; un amplio paisaje semidesértico y monótono tan solo interrumpido por un pequeño promontorio alrededor del que habitaba la nada, era la imagen de la zozobra de aquel que se sabe solo y alejado de toda posibilidad de salvamento, la tribulación del naufrago.
Imagen nítida, yuxtapuesta a un torbellino de sensaciones que desfilaban ante él a gran velocidad; tristeza, temor, angustia, pesar…, un hondo pesar le sumergió en la complacencia de sí mismo, como cuando de niño se refugiaba en torno a la aflicción.
Se sobrepuso, examinó de cerca pero con distancia el coro de sensaciones y pensamientos, que se iluminaban a la luz tenue de aquel sorprendente descubrimiento.
Vivía en la equidistancia, una equidistancia que lo alejaba  del mundo tanto como de sí mismo, de los objetos como del sujeto, del fondo tanto como de la forma.
¿Pero dónde estaba aquel lugar ignoto?, ¿cómo había llegado hasta allí? ¿cómo no había visto aquel páramo hasta ese momento?. La luz del alma iluminaba la enfermedad del espíritu y la luz no se retiraba, veía, ahora veía, aunque aquella enigmática visión no tuviese cabida en ninguna parte, ni relación identitaria alguna.
Se encontraba realmente a años de distancia de todo, años de distancia le separaban del que fue, de los recuerdos, de los anhelos e ilusiones, de aquello que amó, de todo lo que quiso, de lo que quería y de lo que pretendía ser, lejos estaban las cumbres solitarias, las risas juveniles, los temores de infancia. Lejos ayer, hoy y mañana, lejos el éxito y el fracaso.
En un indicio de extinción inevitable vislumbro el ser nada, la vacuidad absoluta, entendió lo accesorio de la vida, lo frugal del devenir, la quietud de no ser. Atisbó la solidez de la muerte frente a la fragilidad de la vida.
Era un hito, un zenit temporal alcanzado, un espacio equidistante y revelador, sobrecogedor y ambiguo, los días del advenimiento habían concluido, dejando paso al tiempo de la emergencia.

26 de enero de 2012

Luz


Habitamos en un mundo de luz, sumergido entre las más profundas tinieblas. Milagro de Luz en el oscuro, bañando los objetos y la materia inanimada, luz insuflando vida a la vida. Luz en las cosas y entre ellas, luz que dibuja y colorea contornos en los mundos de la materia, mientras traza el dintorno del espacio entre medias. Luz en el umbral de nuestra forma de vida, luz vital vivificando el tiempo.

Luz en el objeto y en el sujeto, luz inmaterial y luz sustancia, cuerpo de luz, entidad, forma, naturaleza, obra y materia, sustancia, valor, fuerza y elemento.

Luz vespertina y crepuscular, luz en tu ojos, en tu mirar, luz luminaria, fuego, aureola, luminosidad, brillo y refulgencia, claridad, fulgor, halo, relámpago, ráfaga, rayo, onda y partícula, luz de vida.

Filamento de luz en la perpetua noche universal, vehículo veloz y certero. Hermes cósmico penetrando un mundo oscuro y tenebroso, portador de noticias de pasadas épocas. Vemos hoy la luz que fue y sigue siendo, luz que en permanente viaje por el espacio en expansión lleva en el seno de su retina inmaterial formas, vidas, gestos…, luz esencia del pasado, luz de presente, futura luz, incandescencia nómada permanente y pasajera.

La luz, fuerza que nos mueve entre las sombras, sombras que nos alcanzan, nos ciegan, sombras que nos cercan, nos rodean. Buscar la luz, ver la luz , sentir el rayo de luz que guía nuestras vidas entre la incertidumbre del oscuro.


La ciudad despertó hoy de las sombras, sumergida en una presencia tangible de luz invernal que competía en protagonismo con todo aquello a lo que bañaba, luz nueva, renovada a cada instante, una luz recién estrenada.


21 de enero de 2012

In memoriam


Paseo al borde de simas insondables, entre abismos cargados de ayer. La memoria infatigable agita la mente y el alma, briznas de pasado encadenadas en transparencias de sentimientos.

Una fosa se abre a mis pies, profunda, incierta, enigmática cavidad cuya visión perturba como piedra lanzada al lago, las ondas del pensamiento.

Te vas, me quedo y cada marcha es un hito en el inmaterial camino del espíritu, es un trazo, una marca en la piel, una cicatriz que nos acompaña siempre.

No hay despedidas ante la muerte, ni adiós, ni hasta luego, ni hasta la vista. Todo cede, todo se aparta, tan sólo la contemplación de la abismal cuenca queda.

Te vas y una particular visión se pierde y sin embargo queda, permanece. Una visión concreta y precisa en la mente del Universo, un movimiento único en el cortex de un cosmos que conspira por perdurar, una mirada única y magnífica que enriquece con su visión el Universo entero.

Has venido aquí, a investigar, a conocer, a descubrir, a aprender. No mires todo esto por lo que ves o por lo que crees que es, este es sólo un lugar de prácticas, un colegio, un laboratorio en el que experimentar sin perderse en el experimento.

Has venido aquí y pronto te iras, aprovecha a Vivir la Vida y deja de vivir la vida. No dejes que el decorado te impida ver la obra, no permitas que los juguetes sean el objeto del juego, no consientas por más tiempo perder el tiempo en lo accesorio no renuncies nunca de lo importante.

Vienen a la mente aquellas enigmáticas palabras; “antes de que Abraham fuera, Soy”.