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20 de julio de 2021

Regreso

Hoy regreso del mar, de un mar árido como el desierto, un mar tornadizo y tenebroso, largo, crespo, inconcebible mar.

Secretos ocultos del mar se deshacen en albos rociones como advertencias, aviso a navegantes de los caprichos ininteligibles de un mar de ensoñaciones insondables. Lejanos ecos oscuros, designios de fragilidad.

No podemos medirnos con el azul, misterioso abismo acuático que se extiende por el planeta dando y quitando la vida.

Navegar es cohabitar en esa franja laminar que retroalimenta influjos, en la que el viento siempre cizañero aliado de la luna y los planetas termina conmoviendo al veleidoso mar.

¿Cuántos mares pude ver en aquel mar? ¿Cuántos recorridos intuí en una misma derrota? ¿Cuántas vivencias caben en un instante de mar?

Mar, sorpresa de presente, iridiscencia de espuma, estallido de verdad, realidad insoslayable, mar, viento y mar.

6 comentarios:

Javier Hortal dijo...

Bertol Brecht, durante la ocupación nazi de Alemania se exilia. Uno de los poemas que escribe en 1938 es este, dedicado a los hombres futuros:

1

Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.

Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa

revela insensibilidad. El que ríe

es que no ha oído aún la noticia terrible,

aún no le ha llegado.

¡Qué tiempos estos en que

hablar sobre árboles es casi un crimen

porque supone callar sobre tantas alevosías!

Ese hombre que va tranquilamente por la calle,

¿lo encontrarán sus amigos

cuando lo necesiten?

Es cierto que aún me gano la vida.

Pero, creedme, es pura casualidad. Nada

de lo que hago me da derecho a hartarme.

Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara, estaría

perdido.)

Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»

Pero ¿cómo puedo comer y beber

si al hambriento le quito lo que como

y mi vaso de agua le hace falta al sediento?

Y, sin embargo, como y bebo.

Me gustaría ser sabio también.

Los viejos libros explican la sabiduría:

apartarse de las luchas del mundo y transcurrir

sin inquietudes nuestro breve tiempo.

Librarse de la violencia,

dar bien por mal,

no satisfacer los deseos y hasta

olvidarlos: tal es la sabiduría.

Pero yo no puedo hacer nada de esto:

verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.

2

Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,

cuando el hambre reinaba.

Me mezclé entre los hombres en tiempos de rebeldía

y me rebelé con ellos.

Así pasé el tiempo

que me fue concedido en la tierra.

Mi pan lo comí entre batalla y batalla.

Entre los asesinos dormí.

Hice el amor sin prestarle atención

y contemplé la naturaleza con impaciencia. Así pasé el tiempo

que me fue concedido en la tierra.

En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.

La palabra me traicionaba al verdugo.

Poco podía yo. Y los poderosos

se sentían más tranquilos sin mí. Lo sabía

Así pasé el tiempo

que me fue concedido en la tierra.

Escasas eran las fuerzas. La meta

estaba muy lejos aún.

Ya se podía ver claramente, aunque para mí

fuera casi inalcanzable.

Así pasé el tiempo

que me fue concedido en la tierra.

3

Vosotros, que surgiréis del marasmo

en el que nosotros nos hemos hundido,

cuando habléis de nuestras debilidades,

pensad también en los tiempos sombríos

de los que os habéis escapado.

Cambiábamos de país como de zapatos

a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos

donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.

Y, sin embargo, sabíamos

que también el odio contra la bajeza desfigura la cara.

También la ira contra la injusticia

pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,

que queríamos preparar el camino para la amabilidad

no pudimos ser amables.

Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos

en que el hombre sea amigo del hombre,

pensad en nosotros

con indulgencia.

Sirenoide dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sirenoide dijo...

Nostalgia de mar

Hoy me prendo de tí, azul, cristalino, lacerante, poderoso, aterrador y amigable.
Tu infinito y tu cercanía.
Sin más propósito que compartir.
Hoy me abrumas. Me acoges. Me cuidas. Me emocionas.
Hoy siento nostalgia de ti.

bassho dijo...

Transmites muchas cosas con pocas palabras, Sirenoide. Gracias por compartir tu nostalgia!

Sirenoide dijo...

Por circunstancias varias, últimamente me estoy encontrando con momentos especialmente emotivos revisando y recopilando objetos, cosas que aparentemente no tienen mucho valor y noto cómo empiezan a brotar las lágrimas al tocarlos, rememorar, volver a sentir...

Me recordó a este extracto de Rayuela:

"Pienso en los gestos olvidados, en los múltiples ademanes y palabras de los
abuelos, poco a poco perdidos, no heredados, caídos uno tras otro del árbol del tiempo. Esta noche encontré una vela sobre una mesa, y por jugar la encendí y anduve con ella en el corredor. El aire del movimiento iba a apagarla, entonces vi levantarse sola mi mano izquierda, ahuecarse, proteger la llama con una pantalla viva que alejaba el aire. Mientras el fuego se enderezaba otra vez alerta, pensé que ese gesto había sido el de todos nosotros (pensé nosotros y pensé bien, o sentí
bien) durante miles de años, durante la Edad del Fuego, hasta que nos la cambiaron por la luz eléctrica. Imaginé otros gestos, el de las mujeres alzando el borde de las faldas, el de los hombres buscando el puño de la espada. Como las
palabras perdidas de la infancia, escuchadas por última vez a los viejos que se
iban muriendo. En mi casa ya nadie dice «la cómoda de alcanfor», ya nadie habla
de «las trebes» —las trébedes—. Como las músicas del momento, los valses del
año veinte, las polkas que enternecían a los abuelos.
Pienso en esos objetos, esas cajas, esos utensilios que aparecen a veces en graneros, cocinas o escondrijos, y cuyo uso ya nadie es capaz de explicar. Vanidad de creer que comprendemos las obras del tiempo: él entierra sus muertos y guarda las llaves. Sólo en sueños, en la poesía, en el juego —encender una vela,
andar con ella por el corredor— nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos".

Qué enorme Cortázar, qué capacidad de expresar magistralmente lo que uno siente al despedirse de objetos que son mucho más que eso.

bassho dijo...

Cierto, Cortazar, Rayuela, es un libro al que cada poco vuelvo a visitar para saborear esas palabras, esa narración, tan excepcionalmente lúcida y sensible, en donde se describe de forma exquisita lo más tenebroso y lo más transparente y sencillo de la vida humana. Escalofrío de ver cómo la vida se hace literatura, y como la literatura se funde con la vida.
Como ejemplo de lo extraordinario, este breve párrafo:
"... y comprendimos cada vez peor lo que es un pez, por ese camino de no comprender nos íbamos acercando a ellos que no se comprenden"
Este capítulo 8 que nos envía después directamente al 93, del amor... Pura luz, paseo por el precipicio de lo que sabemos, de lo que vivimos, de lo que desconocemos...