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5 de junio de 2006

Objeto de incultos

Existe un nuevo culto, una nueva religión no escrita, no basada en textos sagrados ni en santas revelaciones. Una fe que no se apoya en los preceptos habituales de toda religión, exenta de filosofía en la que sustentarse y plagada de dogmas.

Es un nuevo movimiento inspirado la obviedad; basado en la opulencia, la fama, el poder. Es el culto al éxito, la adoración del lujo como expresión rotunda y manifestación evidente de ese mismo éxito.

Este nuevo movimiento aunque joven en apariencia, es tan antiguo como el hombre, pero es en estos tiempos donde cobra un brillo nuevo, porque el lujo, el éxito, han tomado ahora el disfraz de alcanzables para una gran mayoría y es ahora cuando empieza a dar señales evidentes de fundamentalismo..., otro mas.

Fundamentalismo por lo sectario, por lo excluyente de su credo, por lo que supone de fe ciega en un sólo y soberano principio que establece una frontera entre sus fieles; aquellos que han alcanzado la gloria del éxito y el resto de parias alejados de tan selecto círculo.

A este club privado, se llega por múltiples vías, pues esta religión tiene muchas y amplias formas de vida; se accede por influencia, por capacidad de extorsión, practicando delitos relevantes, por blasfemar y criticar más que el resto, por prostituirse públicamente, por condición social o familiar, por escándalos, por salir en televisión, porque hablen de ti, por el coche que llevas, por la chica o chico que te acompaña, por estar invitado a determinadas fiestas, por tener dinero sin importar su procedencia, por vivir en algunos lugares de referencia, por ser complaciente con tus superiores, por arrimarse al buen árbol, por lo que pone en tu tarjeta de visita, por ir con quien vas. Un credo simple en definitiva y de raíces puramente osmóticas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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