El color de unos pasos en la niebla dejando un
rastro de inquietud van. Sombras cercanas los acarician, ecos lejanos los
acompañan mecidos en pensamientos.
Luces contorneadas de bruma narran realidades
concretas en el espacio sordo, luces sujetas en un aire material, acuoso,
estelas que alumbran voces nuevas cantando viejos lemas.
Azul, la soledad es azul, como sus pasos en la
niebla. La soledad es azul y fría y húmeda, igual que la densa calina que la
noche estrena.
Humedad penetrante y sonora, campana de soledades,
agua suspendida en el aire, mar de nieblas acompañando la liturgia cotidiana del
recurrente pensamiento.
Niebla en la ciudad, vapor en la mente, luces
difusas eclosionadas en la calle, destellos de consciencia en la interior
mirada.
El color de sus pasos hablan en la noche oculta,
tras la capa líquida suspendida en el espacio. Con voz, apenas audible, habla
de sufrimiento y fracaso adheridos a la piel interior.
Nebulosidad de la noche atormentada por esta lluvia
detenida en su caída, por estas nubes fuera de lugar, obstinadas recurrencias
las acompañan.
Voces,
luces, colores de sombras, exhalación de agua afligida, nubes casuales, simple
vapor, mera agua, humedad desaparecida con el sol, tinieblas disueltas por la
conciencia.