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27 de junio de 2014

Regreso


El viento ululaba alrededor del casco con esa sonoridad rumorosa y aislante, mientras en el interior la mente emprendía un viaje de regreso al pasado, un pasado tan lejano, tan pretérito que costaba rescatarlo del fondo del recuerdo.
Apelando al presente más cercano, sin embargo, emergió como una surgencia voluptuosa una pléyade de recuerdos asociados al amigo recién fallecido, los recuerdos no eran estrictamente suyos sino de un entorno cercano a él, recuerdos datados en aquel tiempo en que se conocieron, coincidieron y compartieron fragmentos de vida.
Los recuerdos no obstante brotaban recubiertos por un barniz de tristeza, era como si todo aquello se perdiese ahora, en aquel mismo instante en el que manaba el recuerdo, como si el pasado no hubiese acontecido hasta no producirse su recuerdo.
Avanzaba la motocicleta desplegando delante de su rueda una ciudad de sábado inusualmente tranquila, las calles como los recuerdos, afloraban por delante y por detrás de la carlinga acompasadamente; luces, semáforos, remembranzas, vestigios de la memoria que se adherían al asfalto con tesón.
Aquel halo de nostalgia parecía la condición vital necesaria para asistir a un duelo, un pulso vital preparatorio para estar a la altura de una tristeza tácitamente admitida
El trayecto norte sur era en verdad un viaje al pasado, a los orígenes de aquél que fue en otro momento, la vuelta a los lugares de infancia, a los barrios de iniciación a la vida, la vuelta al sur, al sur de siempre; entrometido, vulgar, sucio y auténtico sur de la memoria.
Las escenas de juventud y adolescencia emanaban soledad y añoranza, sin que ninguno de esos sentimientos tuviese raíces de realidad. Detectó que aquellos eran sentimientos impostados, adulterados por una suerte de mecanismo enigmático que atraía determinados pensamientos por simple asociación con la pérdida derivada de la muerte, una pérdida que de haberse producido lo habría hecho hace treinta años, que era la insalvable distancia que los separaba.
La muerte, no obstante, marcaba un nuevo umbral, una señal indeleble que hacía distar aún más la separación ya instalada, ahondando en la lejanía los recuerdos; los que fueron, los que dejaron de ser. La muerte acumulando en el recuerdo las muertes que fueron, las muertes pasadas que cuál sedimento, acrecienta la remembranza de todos cuantos se han ido, cada vez que alguien toma la salida.
La muerte, las muertes recordadas, pero por encima de todas la primera, la primera muerte que vuelve con más fuerza que el primer amor. La Muerte en Mayúsculas, esa pérdida cortante, tajante, incisiva, seca y categórica. Primera muerte, muerte adolescente, muerte primera.
La ciudad anochecía deprisa, o tal vez ya era de noche cuando comenzó aquel viaje que se extendía en el tiempo ocupando largos años, la metrópoli acompañaba la carrera cambiando a cada paso con el decurso de aquella travesía.
El parque Sur se abría a la noche con luces introvertidas, titilantes como velas, la infancia primera se reflejó en el parabrisas de la motocicleta, tan breve uno como otro. Una última senda conducía a un edificio que se alzaba como una fortaleza ante el hundido camino que conducía hasta ella.
Algunos grupos de personas menudeaban en las murallas de ladrillo y cristal, en medio de una aparente tranquilidad reinante.
La sala ocho era la Ítaca de aquel largo viaje, una sala vacía a cuya puerta se arremolinaban seres extraños, desconocidos. Una voz pequeña, tenue llamó por su nombre al viajero que tardó en reconocer a su propietaria incluso después de que se presentara, un abismo temporal infinito separaba aquellos dos seres inalcanzables ya, desvinculados para siempre.
El cadáver, de cuerpo presente, signifique lo que signifique presente…, descansaba sobre un catafalco entelado escoltado por dos orlas florales, hasta llegar a él la sala era un campo de batalla en el que se había consumido toda la reserva de vino que el finado había dejado para la ocasión, restos de comida, y vasos de plásticos daban fe de aquel picnic improvisado convertido en fiesta funeraria.
El guiño del muerto a través de su voluntad de convertir aquel trance triste en una celebración, hicieron virar de signo todos los recuerdos del viajero del tiempo, recuerdos que brotaban ahora redecorados sin la más leve pátina de tristeza, incluso con un destello vital.
Hamburguesas de Mc Donald´s, unas bolsas enormes con hamburguesas y una garrafa de vino de Ávila entraron en escena ya cercana la medianoche, más bebida y más comida a la “salud” del difunto. El surrealismo avanzaba sin freno y con él el cambio de paradigma de un velatorio.
Personajes de barrio desafiantes unos, descarados otros, vitales todos. La colorista noche continuaba su periplo siguiendo el ritmo de los astros y al margen de los actores, noche concluyente, concreta, determinante. La media noche marca la mágica hora del regreso, hora de dejar atrás, esta vez de forma definitiva, el pasado.

13 comentarios:

bassho dijo...

Viaje y camino

Alguna vez he visto muy de cerca el viaje más decisivo, más definitivo.
Su cuerpo era el camino.
Lo toqué: estaba frío, y sentí una profunda punzada de amor y desolación.

Ese viaje en motocicleta, en solitario (¡siempre es tan solitario el camino!).

Dante y su Divina Comedia excelsa atreviéndose a pisar el mundo terreno y ultraterreno.
Celine y su extraordinario “Viaje al fin de la noche” donde ahonda en los suburbios del ser humano individual y colectivo.
On the road, de Jack Kerouac, acompañado de magníficos camaradas en esa extraordinaria aventura americana.

Tantos y tantos viajes y caminos.

Todo camino es en solitario, pues nadie está dispuesto del todo a acompañarnos, pues cada uno está recorriendo a su vez su propio heroico camino.

En cada instante de la vida, en cada trayecto, en la misma dirección pero quizá en sentidos distintos, o con el mismo sentido pero direcciones diferentes.

Lo que nos sucede es el camino: único, exclusivo y también común.
El camino ancho, profundo, extenso… Tenemos derecho a pisarlo con fuerza y alegría (el mismo derecho de sufrirlo y execrarlo), sin acobardarnos, ni infravalorarnos.
Somos capaces porque el sendero nos pertenece, está hecho a nuestra medida, a nuestra imagen (y semejanza).
El sufrimiento que produce querer evitarlo, ocultarlo, ignorarlo, es imposible de soportar, daña nuestras raíces, nos convierte en fantasmas, impide cualquier contacto con lo otro.
Es un desprendimiento necesario, suave, como quien se deshace de una piel gastada por el uso. El tránsito se realiza desnudo de ropajes que no nos pertenecen,
pero también arropados por la calidez de la galaxia, de la estrella, el planeta, el volcán, la roca, el lago, el océano, el río, el futuro y el pasado.

Nada nos excluye o rechaza (a veces se enciende una luz, otras se apaga). Somos libres y, en esa libertad, puede suceder cualquier cosa, sin miedo, o con tanto, que a veces ni sentimos el frío del iceberg que nos transporta.

Con esperanza, aunque nos invada la náusea y el vacío del olvido.

Necesitamos entonces palabras de fuerza, creación, ánimo, sostén. Vigorosas, tiernas, cercanas, reales, de empuje. Palabras que sean manos y ojos, brazos y bocas.

Frases de cuerpo entero, estelares, oceánicas.

Texto de piel extendida y expuesto a la luz.

El cuerpo siempre es el camino.

Sirenoide dijo...

"Poema de amor para nadie en particular"

Déjame tocarte con mis palabras,
ya que mis manos yacen inertes
como guantes vacíos.
Deja que mis palabras rocen tu pelo,
se deslicen por tu espalda y cosquilleen tu vientre,
ya que mis manos, ligeras y libres como ladrillos,
ignoran mis anhelos y rehúsan obstinadamente
llevar a cabo mis deseos más silenciosos.
Deja que mis palabras entren en tu mente llevando antorchas.
Admítelas voluntariamente en tu ser.
Para que ellas puedan acariciarte
suavemente desde dentro.

MARK O´BRIEN
(Si podéis echar un vistazo a la vida de este escritor y periodista, os sorprenderá).

Gracias por vuestros textos siempre inspiradores, poéticos y reveladores. No podéis imaginar lo identificada que me siento con vuestras palabras y cuánto aprendo y disfruto al leerlos.

bassho dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bassho dijo...

Impresión poética sobre un verso de “La tierra baldía” de T.S.Eliot.

Hay quien lanza un verso como quien arroja una granada:

Una línea que explota en medio del poema,
Ocho palabras que condensan un mundo,
Una filosofía,
Una verdad ilimitada y completa.

Tras ese renglón deslumbrante como un relámpago
Se precipita la poesía en la vida.

Y después de releerlo un día y otro año
Por fin, llega a nosotros, maduros ya, para entenderlo,
Para sentir la superficie y profundidad de ese verso.

Y entra por nuestros ojos –es una forma de contar lo que no sabemos-
En busca de alguna raíz perdida en el sumidero
Donde con certeza, lo esperamos y reconocemos.

“Looking into the heart of light, the silence”.

- Mirando en el corazón de la luz, el silencio-.

(Gracias por el poema Sirenoide. Muy interesante la biografía de ese escritor)

Sirenoide dijo...

Gracias a ti Bassho, no conocía este poema y es bellísimo. Hoy escuche en un documental muy interesante de la 2 (https://www.youtube.com/watch?v=jVtmuK-w_To&list=PL3BC6014418EE0701) que la poesía es el principio de todo (el verbo), el lenguaje del universo espiritual.

También encontré este hermoso poema que me alcanzó el corazón. Aquí os lo dejo:


Estoy viva como fruta madura...

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavales alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.

(Gioconda Belli)

bassho dijo...

Gioconda Belli siempre me ha parecido que escribe una poesía que un hombre no podría, porque reivindica el cuerpo y la emoción pura de la mujer. Da a luz versos, teje palabras como quien va "desenvainando estrellas".

En relación con tus palabras sobre mi escrito, no sé si las entiendo. Si te refieres al poema, es mío ( quizá por eso no lo conocías). En él explico lo que sentí ante un verso de Eliot "Looking..."

Interesante lo del documental y la poesía: Pienso que la fascinación que sentimos hacia ella es por su belleza y como elemento que capta y transforma cualquier realidad, para hacerla nueva, fresca y recién nacida.

Sirenoide dijo...

Uy pues sí Bassho, había entendido que era de Eliot el poema. Me reafirmo en su belleza y sabiendo que eres tú el autor, lo he releído con más cariño. ;-)

Tienes razón en lo que dices de Gioconda Belli, de hecho el poema que compartía con vosotros me conmovió tanto porque creo que expresaba de una forma preciosa algo que me resultaba cercano y familiar, la sorpresa, la alegría y el amor por la VIDA.

Sirenoide dijo...

He conseguido el link en RTVE a la carta del documental que os comentaba. SI podéis no os lo perdáis (estará solo colgado hasta el domingo). A mi me ha encantado todo: imágenes, músicas y todo el contenido, muy interesante!

http://www.rtve.es/alacarta/videos/viaje-a-la-tradicion-mediterranea/viaje-tradicion-mediterranea-capitulo-1/2005494/

Sirenoide dijo...

"La vida no la rigen la voluntad ni la intención. La vida es cuestión de nervios, de fibras, de células lentamente formadas en las cuales se oculta el pensamiento y tiene sus sueños la pasión. Puedes imaginarte a salvo y creerte fuerte. Pero un casual tono de color en una habitación o un cielo matinal, un perfume particular que te entusiasmó antaño... y que te trae sutiles recuerdos, un verso de un poema olvidado con el que vuelves a tropezarte, una cadencia de una pieza musical que has dejado de tocar..te digo, Dorian,que es de esas cosas de las que depende nuestra vida"

El retrato de Dorian Grey (Oscar Wilde)

Sirenoide dijo...

Seguís desaparecidos en combate, y yo sigo compartiendo con vosotros descubrimientos literarios que me conmueven y pienso que os pueden llegar también...

"Me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo que de éste me caiga encima, ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme, ni la pena ni el éxtasis, para que cuando sea vieja tenga como deleite la detallada historia de mis días".

Ángeles Mastretta
Ninguna eternidad como la mía

bassho dijo...

El entusiasmo que destila el texto y tú con él... Gracias Sirenoide por esta expansión de fuerza y alegría. Me recuerda en su esencia al "Viaje a Ítaca" de Kavafis.
Te leo siempre con interés, tus palabras son siempre luz que muestra el camino.

Sirenoide dijo...

El viaje a Ítaca, impresionante reflexión de nuestro viaje por la vida...
Gracias Bassho por tus palabras, me halaga mucho que te llegue alegría de lo que comparto porque además me parece éste rasgo o atributo, la alegría, como una cualidad necesaria para VIVIR.
De todas formas, me temo que no tengo ningún mérito, ya que me limito a traer a este, nuestro rincón filosófico-literario, textos que me rasgan a veces y otras me acarician el corazón...y pienso que pueden gustaros o sugerir alguna reflexión paralela interesante por vuestra parte.
Yo también os leo con fruición...y os echo de menos últimamente!!! ;-)

bassho dijo...

A ver, Sirenoide, si tú no hubieras estado en "este rincón filosófico-literario" muy posiblemente ya no existiera. Con esto quiero mostrar uno de los aspectos de la importancia de tu presencia aquí.
El mérito es fuerza y cercanía, también expresión y eficacia en la ayuda... y creo que tú cumples los requisitos.
Sigue ahí porque eres totalmente necesaria.

Dejo un escrito reciente:
Tres árboles

Delante de mí se encuentran tres árboles
No importa cuál sea mi religión o filosofía
Si creo en que todo es un sueño
Si el mundo es Maya
Si atiendo a mi respiración
Siguen estando presentes en el paisaje.

Cierro los ojos
Consciente o inconsciente
Despierto o dormido
Siempre los encuentro erguidos y quietos
Cuerdo o sin memoria
Sano o enfermo.

Cuando yo desaparezca esos tres árboles
Continuarán ahí
Enormes, majestuosos, silenciosos, presentes
Creciendo por encima de cualquier teoría humana o divina
Sosteniendo el suelo que los sustenta
Acariciando el cielo y la tierra
Mecidos por la luz y por el viento.