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25 de marzo de 2009

Memoria

Ayer pasó casi sin dejar huella, tan sólo una leve estela de recuerdo difuminada en el túnel infinito de la memoria, rastro intuido casi hueco, de ayer. De tantos ayeres como en el almacén de la vida caben.

Ayer pasó, y su recuerdo se desdibuja en un mar de sombras, en un espacio de brumas, en una sala de velos. Pero entre esta calima despintada de la memoria, asoman pequeñas esferas de luz cuyos contornos límpidos y definidos guardan en su interior, imágenes perfectamente enfocadas y mucho más vívidas que las contemporáneas impresiones. Son burbujas imborrables, fotogramas completos, que como cronistas de la memoria dan testimonio de retazos precisos de ayer.

Escenas captadas con la cámara de la consciencia, que dejan entrever sencillos, pero imprescindibles, instantes de lucidez.

3 comentarios:

bassho dijo...

Turismo

El turista paga un alto precio por poseer lo que no le pertenece: el engaño de los abalorios, retazos de realidades, el espacio y el tiempo construidos a medida del deseo. Pero todo lo auténtico se le oculta para que pueda seguir siendo quien es y no quede transformado para siempre al contacto con otros mundos, que podrían romperlo o dañarlo, y así regrese intacto a su casa como si todo hubiera sido un sueño pasajero.
El turista llega tarde al esplendor de civilizaciones que florecieron durante siglos, pero cuya belleza aun le deslumbran.

El turismo amortigua los sonidos, vuelve opaca la luz, disuelve los espacios, transforma los tiempos vaciándolos, convirtiéndolos en aire rutinario.

Sirenoide dijo...

No niego que es fundamental permanecer con los pies en el suelo, fundamentarse en el sentido común, sopesar las decisiones...dar peso a la razón. Pero, ¿significa eso que debo renunciar a la espontaneidad, a quebrantar normas que considero absurdas, que debo someterme al orden establecido? No, no quiero ser un robot y tampoco un mandril. Me gusta que la vida fluya, que me sorprenda, aprender de lo que ocurre y hacer un hueco a las intuiciones pero no quiero que domine el corazón.
Defiendo vivir aunando razón y pasión porque pienso que ambas características nos humanizan y que una sin otra nos deja incompletos. Ahora busco el equilibrio, ahí está la gran cuestión, en el ansiado equilibrio.

bassho dijo...

Estoy de acuerdo con Sirenoide en su defensa de razón y pasión, en la búsqueda de ese equilibrio.
Siento que la pasión está llena de magia y fuerza, y que la razón es organizada y poderosa.
Yo defiendo además la incorporación de un término más: Conciencia.
Admiro la conciencia, tan clara y escasa.