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19 de diciembre de 2013

Gente


Sombras como una letanía inflaman el aire, cantos desesperados resuenan entre edificios de acero y témpano, lamentos sordos y huecos hacen de la vida monotonía.
Gente, buena gente que llena calles, mercados, plazas, colma hogares y casas. Gente, que asomada a la desgracia, a la sin razón, a la injusticia aprieta los dientes y domestica el alma, alma y espíritu domesticados para no ladrar, para no morder ni tan siquiera a quién le ataca.
Es gente que mira a otro lado esperando que pase de largo el amargo trago, buena gente que no se subleva, que no pide ni grita ni nada, sólo espera que pase o que no pase nada.
Es la gente que alimenta, con su silencio y su mirada injusticia, devastación, escándalo, locura y perversión suprema, es la gente que aguanta todo sin queja. No llora cuando otro llora, se incomoda si otro se queja, mira a otra parte si alguien zozobra, si se le necesita su compromiso se aleja.
La buena gente que puebla pueblos, ciudades, países y tierras sin levantar la cabeza ante el poder establecido, ante el que cede siempre sin resistencia. Es la gente buena que sólo exige al que tiene por debajo para que no levante la cabeza.

2 comentarios:

Sirenoide dijo...

Impresionantes palabras: poderosas, contundentes y quizá sorprendentes, con las que no puedo estar más de acuerdo.
La buena gente que "levanta el país" con su trabajo día a día, o aguanta estoicamente en la cola del paro o del comedor social esperando la caridad de los poderosos en vez de la solidaridad de sus iguales. Los ciudadanos "ejemplares" que callan ante injusticias y tropelías para evitar conflictos familiares o laborales. La mayoritariamente "buena gente" que sigue adelante con la sola aspiración de llegar al próximo fin de semana, a las próximas vacaciones sin problemas con sus jefes, con sus parejas, con sus hijos, con sus vidas...
Ya lo dijo Gandhi:"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."

Gracias por esta entrada tan valiente y por esta reflexión, ahora más que nunca, tan necesaria. Ojalá pasemos de una santa vez a la acción.

bassho dijo...

Coincido con Sirenoide en las impresiones sobre el texto de "Gente" lleno de fuerza, sincero y muy bien construido.
Me encantan tus palabras Palabrerías y estoy de acuerdo con ellas.
También quiero añadir algunas cosas que no se oponen a lo que acabo de decir:
Las minorías han sido siempre las que han movido el mundo. En excepcionales ocasiones las mayorías se suman a ellas.
Pero son las minorías las activas, las que avanzan, las que cambian el entorno, las que descubren...
Esas minorías pueden quejarse o echar en cara a la mayoría silenciosa su falta de lucha... pero no pueden quedarse paralizadas por eso.
Tengo la suerte de conocer a algunas de las numerosas minorías que existen, de estar en contacto con ellas, de participar en ellas.
Siento que hay una enorme masa de gente actuando en muchos ámbitos y niveles, no todos visibles o publicitados.
Hay quien acompaña a un familiar todos los fines de semana en la residencia de mayores, otro a un amigo o compañero en el autobús cuando acude al hospital, otros libran batallas en los pasillos de sus casas... También hay quien grita justicia en la calle y luego la niega a su entorno más próximo.
Existen miles de gentes excepcionales colaborando en cientos de proyectos de ayuda y solidaridad. Son voluntarios que colaboran en acciones sanitarias, de animación, de educación... Trabajan aquí, en barrios de Madrid, en hospitales públicos o privados, en centros de acogida, en residencias de menores, acompañando a personas que viven en la marginación...
Unos luchan en la calle, en el mundo político; otros en ámbitos sociales no directamente políticos.
Quién de nosotros no podría hacer mucho más de lo que hace:
- Acoger con su pareja o solo a un niño.
- Participar con su dinero en una asociación o fundación cercana.
- Escuchar a un amigo o conocido.
- Ocupar su tiempo libre ayudando como voluntario.
- Acudir a una manifestación que sabe justa.
- Votar en las elecciones...
En estos últimos tiempos agradezco profundamente el trabajo maravilloso que tanta gente realiza, muchas veces de forma silenciosa.

Y la más importante batalla, la que se libra dentro de uno mismo.