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28 de febrero de 2013

Tono


Camino por una calle cualquiera de la ciudad, la nieve ha hecho su presencia hoy, y en su vertiginoso deshielo ha pintado todo de humedad; muros, calzadas, calles, todo cubierto de un tono mojado, pardusco.
Me sorprende el monocromatismo imperante, a lo que contribuye la intensa nubosidad que no deja pasar ni un rayo de sol, la luz es por tanto tamizada, uniforme, filtrada.
No obstante este mono tono dominante, me lleva a preguntarme sobre el color como hacía en la escuela, cuando aprendí que un color nunca es un color sino la resultante de la interacción de múltiples colores y que además, cada zona dentro de un mismo color tiene su dominante intrínseca que varía a cada momento, por la luz, por la ósmosis cromática del entorno…
Miré por tanto aquella acera grisáceo-pardusca por la que deambulaba, con la mirada del que investiga el color, como me enseñaron hace ya algún tiempo. Entornados los ojos dejando que aparezcan los colores que se ocultan tras la apariencia. Y allí estaban mimetizados con la naturaleza de la luz emanando matices, tonalidades, colores, gamas, un calidoscopio de colores.
La banda exterior “gris oscura” que interrumpe el uniforme mosaico de cuadrículas iguales, pasó del gris oscuro al azul ultramar con leves reflejos de bermellón en ciertas esquinas. El resto de la acera cambiaba de coloración a cada paso como si se hubiese derramado tintura de múltiples colores, una gran mancha de siena natural se fundía rápidamente en una plataforma púrpura que terminaba en un dibujo violeta.
Tonos verdes irisados aparecían ante los asombrados ojos, se desplegaban los ocres, naranjas, reflejos azules, un mundo multicolor que desaparecía al abrir del todo los ojos, reapareciendo en el instante que estos se entornaban de nuevo.
El juego duró un rato, qué magnífico tramo de calle, aparentemente gris, frío y desabrido, que sin embargo quiso abrir la puerta a su mundo oculto y polícromo.

5 comentarios:

Sirenoide dijo...

Me ha gustado mucho esa capacidad para encontrar color en este gris que lo inunda todo. La poesía, la belleza de lo cotidiano es lo único que nos salva, creo, de la fealdad preponderante.
Gracias por una nueva mirada, capaz de sorprenderse y fascinarse un día cualquiera en una calle cualquiera. Gracias por transmitir un poco de color, de alegría y de esperanza en este entorno marengo.

bassho dijo...

Esta enorme intersección
de realidad e irrealidad
de rutinario y sorprendente
columpiándose juntos.
El asombro ante la belleza
que nos cerca sin piedad
conquistándonos.
La tristeza
por esta distancia pegajosa
que nos aleja de todo.

bassho dijo...

TRÁNSITOS
Debe ser un propósito grave el que llevamos al trasladarnos hacia la entrada de nuestro trabajo, una empresa donde empeñamos raudales de tristeza y toneladas de mal humor.
El camino es solo tránsito sin escaparate o paisaje.
Todos los días idénticos rostros desconocidos.
Gestos que se repiten nuevos.
Relucen las armaduras primorosas y limpias como si no fuesen corazas que ocultaran silencios y miedos.
Nadie se atreve a mirar al viajero que por unos instantes acompaña nuestro laico peregrinaje.
Una ley no escrita, a sangre y fuego herrada en nuestra mente,
dicta sentencias, decretos y normas que regulan la distancia que nos mide de los otros.
Alguien monda una naranja expandiendo desde el asiento un olor dulce y abierto que regala luz, y viento.
¿Soy yo el deforme, el marginado, el profesor, el parado...Soy yo el inmigrante, el funcionario, el deficiente, el acosado...Que sujeta su cuerpo a la barra horizontal del suburbano?
Un rayo de sol
expléndido
recibe la frente del viajero
cuando llega
al final de su trayecto.

Sirenoide dijo...

Cuánto me ha gustado ese rayo final de luz y esperanza. Personalmente y ante tanto infortunio y desazón generalizados me resulta imprescindible mantener un hilo de alegría para aguantar con algo de estoicismo este tenebroso tránsito que nos ha tocado vivir.
Los compañeros de camino los vamos eligiendo y es cierto que cuando nos encontramos con nuestros iguales nos reconocemos, coincidimos, SOMOS.
Pero con las demás personas que nos vamos encontrando, nosotros podemos operar un cambio, intercambiar una mirada y regalar una sonrisa. Podemos hacer que ese trayecto de cada día sea un poco más liviano. Tenemos que marcar la diferencia, sólo está en nuestra mano hacer que la rutina, los gestos diarios no nos engullan y nos atrapen en una vida gris que va pasando y a la que asistimos sin implicarnos.
Me cuesta a diario darme cuenta de la importancia de esas pequeñas cosas pero me abrazo a ellas como mi pequeña y auténtica tabla de salvación.

Por cierto, os diré que me encantan vuestras miradas a la realidad que nos rodea. Jamás pensé que los tediosos tránsitos en metro podrían ser tan inspiradores para ambos. Gracias por enseñarme una nueva visión y por enseñarme a mirar de otro modo.

Abrazos :)

palabrerías dijo...

Cientos de situaciones habituales transformadas por un cambio en el mirar, por una sutileza que nos conecta con otra realidad, tan cierta y contundente como la que vemos desde la cotidianidad. Saber, lo rutinario, la dormidera mental nos mantiene en puntos de vista que no ofrecen novedad, que nos presentan siempre lo mismo, situaciones conocidas, lugares sabidos...
Pero todo es nuevo a cada instante, existen múltiples visiones de la realidad y todas están en nuestra mirada.