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14 de mayo de 2012

Concreto


A veces siento el dintorno de lo concreto que asciende llenando de matices el entorno, es entonce cuando huyo ante la presión de lo concreto, ante la dictadura de la forma definida, ante la palabra exacta exenta de toda vaguedad.
Mi alma me aleja de la gente concreta, de las relaciones precisas, de lo esteriotipado, huyo de ese territorio marcado por infinidad de rastros, de huellas que van dibujando un mapa del otro, de los otros concretos, delirantemente precisos, inconfundibles ellos. Estas señas territoriales son como las marcas que los cánidos dejan con su orina como vestigios de sí mismos impresos en un área, una huella personal e inconfundible, marcas semejantes a la concreción de formas, palabras y relaciones que establecen los seres humanos.
Concreciones cinceladas en la conciencia del otro, traza indeleble con afán puramente definitorio, influyente, son estelas que imprimen los demás para perdurar en nosotros, son impresiones que nos dejamos hacer para poseer al otro en su ausencia.
Huyo de la condena del pensamiento subyugado por los sedimentos de reliquias concretas, légamo que se deposita en la mente, en el alma. Prisión incondicional decretada en torno a lo concreto, al ser concreto de los otros, al no ser yo que prospera y se concreta.
Prisión concreta, libertad en abstracto.
Me abstraigo en abstracto, hasta que te desdibujas, perdiendo forma y contenido, te alejas hasta desvanecerte en remoto, cede lo concreto poco a poco y la mente abstracta recupera su abstracta libertad, su independencia más total; no esto, no aquello, nada me influye demasiado, nada me alcanza en exceso, me sitúo de nuevo en la equidistancia, anhelada atalaya desde donde divisar la nada.
Desafección por cuanto me circunda, borrachera de libertad o delirio de soledad…

14 comentarios:

bassho dijo...

Abstracto

Sigo la huella en el desierto. Es mi hermano quien camina delante mío, mi amigo, mi compañero, o el desconocido que ahora necesito.
Todo es cálidamente concreto, palpable, tangible, seguro.
Tu rostro me hace señas, son tus facciones las que quiero, aquellas que me arropan con sus gestos.
Las palabras precisas suenan en mis oídos (cualquiera de las que tú pronuncias. Gracias a ellas sé que aún estoy vivo, que el vacío solo existe cuando me siento en un sillón y no camino.
Conjugo los pronombres sin quedarme en el comienzo exclusivo y engañoso del "Yo". Amo la declinación que me ofrece el lenguaje creado ladrillo a ladrillo por mis antepasados.
Tu mano nunca será una abstracción, ni el tono de tu voz, ni la firmeza de tu apoyo.
Fluye la vida en la acción cotidiana, en la rutina diaria,en la lucha extraordinaria.
El dolor, como el amor, o cualquiera de las grandes palabras, nunca las viviremos realmente en la abstracción.
(Gracias por tu texto. Me ha encantado la fuerza de la expresión con que lo desarrollas)

bassho dijo...

Nada me es ajeno. Estamos hechos de la misma materia que cualquiera de los objetos o seres que nos rodean. (Me faltó esto último)

palabrerías dijo...

Un mismo universo, un espacio común, lazos que nos unen, lugares comunes, espacios compartidos, ideas en común, la palabra, la imagen, el gesto, la expresión aunque sea gutural, el aire, el agua, la tierra en común, la luz, los objetos, territorio de lo concreto que a veces discurre en mundos paralelos, creaciones intuidas más allá de la forma, inclusión en la exclusión, la soledad concretamente abstracta, como la ausencia.
Gracias bassho por tu texto Abstracto, me mueve a reflexionar.

Sirenoide dijo...

Me reconozco más en la concreción de "Abstracto" que en la abstracción de "Concreto". Me gusta la palabra precisa y el tacto templado, me gusta una sonrisa sincera y la fuerza de una mano amiga. Me siento más libre compartiendo con quien elijo compartir que en la más absoluta soledad. Creo que SOMOS o podemos llegar a SER más y mejor gracias a los otros, nuestros iguales.

Salgo a la calle (en especial estos días de "aniversario" y escucho máximas que hablan de mejora global, de unión para fortalecernos frente a individualismo para debilitarnos. Y eso me hace sentir esperanza por un mundo mejor.
Entiendo que el manido "crecimiento personal", la espiritualidad sin folclores y el "trabajo interior" son procesos para ser mejores personas de dentro hacia fuera, poseer el poder, la bondad y la fuerza suficientes para crear cambios positivos en nuestro entorno y de ahí al Universo...porque formamos parte de él, porque somos un Todo y solos no somos casi nada.
Mi gente, la gente me proporciona esa motivación, son el motor de mis propios cambios, me ayudan a avanzar, a llegar a lugares que jamás pensé alcanzar.
Pienso que no significa perder libertad, creo que se trata de poder elegir sin depender.

Y, como dice Bassho, nada me es ajeno, me involucro, me comprometo, me siento defraudada por las engañosas expectativas, me duele ver el sufrimiento de otros y me alegra la felicidad de otros. La empatía intensifica mucho más las relaciones para bien y para mal, pero, cuando es en positivo, verdaderamente me siento compensada.

Gracias a ambos por vuestros brillantísimos textos, me han llegado de verdad al corazón.
Un abrazo

bassho dijo...

Afrontar

Aquellos místicos que decidieron que el dolor de los otros no importaba, están a años luz del que dijo: "misericordia quiero y no sacrificio".
Los que alcanzaron las más altas cumbres del pensamiento humano para encontrarse de bruces, allí en la cima, con los que afirman que no existen los otros, solo mi conciencia universal, y yo la he alcanzado, y quizá ellos, algún día, con suerte lleguen hasta mí.
Y los que trabajan el desapego para escapar de la miseria ante la que se sienten impotentes, y solo buscan su propia felicidad y provecho, esos, van cogidos de la mano de los que tienen llenos los bolsillos, y "viven en la Moraleja pero habitan en la Paradoja".
También están los "espirituales" que confunden lo espiritual con la estancia en el limbo estratosférico, desconociendo el mandamiento total de "amarás a tu prójimo como a ti mismo", mucho más difícil de cumplir o alcanzar que cualquier nirvana oriental o estadio de conciencia desapegada.
En resumen, afrontar lo que nos suceda con valor, sin huir a nebulosas lejanas, haciendo un "guiño" a quien tenemos cerca o dejándonos hacer esa caricia distante.

Sirenoide dijo...

Amén una vez más, Bassho, lo suscribo todo.
Me ha gustado especialmente la frase:"los que tienen llenos los bolsillos, y "viven en la Moraleja pero habitan en la Paradoja"...¡buenísimo!

bassho dijo...

Gracias. De todas formas en mi texto hay tres citas entrecomilladas. Dos de ellas son de un libro espiritual, y la otra, la de "la Moraleja" está escuchada del programa "Asuntos propios" de Radio Nacional por las tardes. En este caso lo único que he hecho ha sido coordinarlas.
Un abrazo.

Sirenoide dijo...

Qué gracia bassho, veo que no sólo sintonizan nuestras almas sino también nuestras frecuencias radiofónicas. Escucho a "La Voz" y "Su eco" hace años (siempre que el trabajo me lo permite) y me encantan algunas secciones y colaboradores. Me hacen pensar y reír, así que perfecto.

En todo caso, aunque no lo hayas ideado tú, está muy bien traído y coordinado! ;-)

Nuevamente quisiera abrir la sección de recomendación cinematográfica con la peli francesa (no sé si es el idioma que me fascina o más bien su forma de contar pequeñas historias que me llega hondo): "Las nieves del Kilimanjaro"...maravillosa!!
Me recordó a lo que has afirmado alguna vez, bassho, el mundo se mueve gracias a las buenas personas, que sin duda son más y mejores que las otras...

palabrerías dijo...

Algunas matizaciones:
Mantener la distancia sobre las cosas, no implica la desafección de lo que nos rodea, cultivar la soledad como espacio de expresión y encuentro personal no es sinónimo de egolatría o hedonismo, al menos no necesariamente. Lo más cercano a nosotros no son los otros, sino uno mismo.

A veces lo concreto se nos instala demasiado en el pensamiento y en el alma, y es necesario entonces buscar la abstracción que reside dentro. Tomar distancia de los acontecimientos nos ayuda a ver con perspectiva. No estar pendientes del contacto directo ni depender en exceso del entorno, nos hace más libres.

El desapego, bien entendido, es una fuerza total, que determina que todo te alcance sin afectarte, te afecte sin perturbarte, te perturbe sin hundirte, desapego es no caer en la afición hacia algo o alguien que nos somete a la tiranía de la dependencia, "amar al prójimo" es imprescindible bassho, pero desde la desafección que no enturbia, ni nubla el amor verdadero.

No creo tampoco que amar al prójimo sea más fácil o más difícil que alcanzar el nirvana, no son asuntos excluyentes, no aspectos contrapuestos, el desarrollo del individuo tiene mucho de servicio a los demás, pero la disposición interior es lo que cuenta; no lo que hacemos sino cómo lo hacemos.

Por eso siguiendo el juego de palabras propuesto me quedo con la abstracción de lo concreto

Sirenoide dijo...

Muere Lentamente

Muere lentamente quien no cambia de ideas, ni cambia de discurso, quien evita las propias contradicciones.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos y las mismas compras en el supermercado. Quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo, no da algo a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú y su pareja diaria.
Muchos no pueden comprar un libro o una admisión de cine, pero muchos pueden, y aún así se alienan delante de un tubo de imágenes que trae la información y el entretenimiento, pero que no debería, pues con sólo 14 pulgadas, ocupar tanto espacio en una vida.

Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones indomables, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas e hipos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio. Puede ser la depresión, esa enfermedad es grave y requiere ayuda profesional. Luego sucumbe cada día quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien no trabaja y quien no estudia, y la mayoría de las veces es una opción y, sí, destino: entonces un gobierno en silencio puede matar lentamente una buena parte de la población.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante, desistiendo de un proyecto antes de empezarlo, el que no pregunta acerca de un asunto que desconoce o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.

Muchas personas mueren lentamente, y esta muerte es una muy ingrata y traicionera, porque cuando se acerca de verdad, ya estamos muy destrozados para caminar en el corto tiempo que resta.

Que mañana, por tanto, demore mucho para que sea nuestro día. Dado que no podemos evitar un final repentino, por lo menos evitar la muerte en suaves prestaciones, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que simplemente respirar.




Martha Medeiros

bassho dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bassho dijo...

Sirenoide tendré en cuenta tu recomendación cinematográfica.(Estoy seguro que sintonizaremos en ese aspecto también)
Por cierto, yo os recomiendo una película muy bella, que habla de la educación (mi ámbito profesional) y de otras cosas de forma concreta, abstracta y sensible, la película se llama "Profesor Lazhar".
Palabrerías, cuando he escrito estos últimos textos no he pretendido polemizar contigo; de todas formas, si alguna vez lo hago, siempre será desde el profundo respeto, cariño y admiración que te tengo.
Aprovechando que hablamos de polemizar: Cuando decimos "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" no hay matizaciones que valgan a mi entender, ni desapego ni desafecciones. Desapego y desafección para mí son fríos razonamientos, donde el corazón se aleja para no sufrir. Eso no significa que aunque ames a algo o alguien no seas capaz de dejar que se marche, no admitas que se aleje, no entiendas que es libre de tu egoísmo y deseos propios... Desapego y desafección para mí, ahora que vivo al borde del abismo, no significan nada. Exploro estados (obligado por las circunstancias)que me dejan atónito. De repente descubro, que solo tengo un interlocutor: no soy yo, no es el otro... Busco a alguien o algo que me explique algo tan concreto y tan abstracto como es la enfermedad y la muerte en la piel del prójimo que amo como a mí mismo.
(De todas formas Palabrerías estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que escribes en tus matizaciones)

palabrerías dijo...

Bassho, puedes polemizar, opinar, disentir, estar en desacuerdo cuanto quieras, ya sabe que este es un espacio absolutamente abierto, no quisiera que mi respuesta te llevara a pensar que importunan tus comentarios, nada más lejos de la realidad, son siempre aportaciones muy interesantes y que valoro mucho.

Lo que ocurre es que viendo a todo el mundo tan de acuerdo con todo, me asaltó la necesidad de revolver un poco. Cualquier postura es entendible y yo comparto también lo que dices, aunque también veo otros puntos de vista que quise dejar expresados.

Gracias por tu participación y gracias también a Sirenoide y al resto de amigos.

Sirenoide dijo...

He leido esta preciosa reflexión en el blog de Iván Ferreiro y he querido compartirla con vosotros:

"Querer a alguien nos transforma, nos obliga a ser más que nunca lo que queremos ser, a buscar la mejor versión de uno mismo. A desear ser perfectos, a querer cumplir nuestras expectativas sobre nosotros mismos. Nos obliga a evolucionar. A crecer. A hacernos preguntas incómodas. A mirarnos a un espejo implacable. Una vez más, solos ante el abismo de lo desconocido. Solos ante nosotros mismos. Solos frente a alguien en quien quieres depositarlo todo."