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19 de diciembre de 2011

Positivo


Amanece, observo en intenso contraluz las siluetas de las grandes torres de Madrid, enmarcadas en la cristalera del salón.

Amanece, y el tibio color aún indefinido tiñe la atmósfera de malva y plata. La escena está aumentada, como por un catalejo, es ese curioso efecto de “relatividad espacial” que produce un paisaje o un gran espacio abierto cuando un marco lo encuadra a nuestra vista.

Una visión extraña me hace advertir algo sorprendente en este cuadro matinal; una de las torres es ostensiblemente más ancha en la cúspide que en la base, la visión no ofrece dudas, es claramente una suerte de esbelta pirámide invertida, me asalta la extrañeza de no haberme dado cuenta antes.

Amanece y las sombras y las luces se difuminan, se confunde, contornos y dintornos se superponen alterando la realidad.

Me aproximo, según avanzo el efecto de aumento se convierte en su contrario, la fracción de torres enmarcadas en la cristalera y de apariencia gigantesca, se alejan a medida que disminuyen de tamaño, mientras se amplía el horizonte. Es un zoom inverso y la escena en su conjunto cobra amplitud en tanto objetos y formas  empequeñecen.

La luz de la alborada ilumina las torres, iridiscentes ahora en sus reflejos metálicos, y el fondo aún en tinieblas se confunde en un oscuridad resistente a la aurora.

Salgo de mi asombro entendiendo la confusión; desde la imagen ceñida a un marco, la luz dibujaba el fondo y la oscuridad contorneaba la silueta de las torres, haciendo ver a la principal más estrecha en su base que en su ápice, la imagen era el negativo de la realidad, pero tan contundente y concreto que se estableció en la evidencia de la verdad.

Imagen en negativo que como todas tiene su positivo intrínsecamente adherido a él, visión extraña que determina la capacidad de confusión de la mente ante cualquier imagen, que como ilusionista avezado, nos confunde transformando la realidad del entorno. Más también revela  la pluralidad de imágenes y de acontecimientos, encontrando tanto en estos como en aquellas visiones calidoscópicas de la realidad, en las que un simple moviendo hace aparecer o desaparecer fragmentos de cristal o figuras enteras.


No hay mal sin bien, no bien sin mal, no hay suceso negativo que no implique un valor positivo y viceversa, por mucho que en algunos casos sólo seamos capaces de ver el lado más oscuro, como imagen enmarcada en el ventanal de nuestro particular salón, del que siempre podemos salir o al menos movernos.

12 comentarios:

Sirenoide dijo...

Y sin embargo hay días en que el negativo se impone, nada que hacer...excepto, quizá, escuchar y dejarse "mecer" por Mozart.


OSCURIDAD
Hoy todo está oscuro.
Me invade la tristeza,
la temida desesperanza,
no puedo permitirme la ilusión,
nada de expectativas.
Me esfuerzo por vivir el momento
pero, ¡es tan difícil no esperar!
Me arrastra mi propia contradicción y mi camino sólo puede ser la coherencia.
Hoy soy yo quien se hace preguntas:
¿qué hacer sin ese motor que es la ilusión?
no debo excederme en el sentir
¿cómo se congela el sentimiento?
¿cómo amar sin morir en el intento?
el amor me hace vulnerable y fuerte a la vez,
me da todo y después me lo quita.
Lucho cada día sin tregua pero me flaquean las fuerzas.
Pero ¿cómo ser inasequible al desaliento?
nado contracorriente, estoy cansada,
me siento sola y abatida,
el escenario es inhóspito y ya no me quedan armas...
¿merece la pena la batalla?
a veces sólo quiero retirarme, sentir paz y descansar,
a veces sólo pienso en desertar, en perderme en la oscuridad.

palabrerías dijo...

En la oscuridad no hay nada distinto, diferente n más perverso, ni menos bello que en la luz, de hecho hay lo mismo, la diferencia es que con la luz se ve.

bassho dijo...

Te dicen
Un día, como otro cualquiera, van y te dicen que son seis meses, máximo un año. Quizá te están hablando de tu marido, tu madre, tu amigo o tu hijo. Es posible que en ese instante tragues saliva y mires a unos ojos que parecen mirarte sin realmente verte.
Tú eres un hombre educado, culto, orgulloso de su prudencia y de sus respuestas meditadas. Quizá apenas muevas un músculo mientras que todo un río, o un océano de preguntas sin respuesta atraviesa tu mente.
Sigues hablando, sin darte cuenta de que has quedado paralizado, atravesado por una flecha cuyo origen y dirección desconoces.
De un plumazo todos los libros que has leído a lo largo de tu vida, y de las teorías que has aprendido, y de los conocimientos que atesoraste, y de la fuerza que guardas, se deshacen y escurren hasta caer a tus pies.
Estás allí delante como pudieras no estarlo. De hecho a partir de ese momento no perteneces a ningún lugar ni momento. Alguien, posiblemente sin saberlo, te ha extraído de la realidad que tan cómodamente habitabas con todos sus maravillosos problemas e inconvenientes.
Te dan un nombre que suena terrible.
Te despojan del tiempo del cual ellos siguen disponiendo.
Y además está el “aludido”, que parece no ser realmente nadie, importar nada, solucionar con un “lo siento”.
Pero resulta que el aludido es tu padre, tu hermano, tu amigo o tu hijo.

Sirenoide dijo...

Ojalá las palabras sirvieran para algo en estos momentos,
ojalá confortaran los corazones rotos,
ojalá pudiera llegarte mi abrazo sincero.

Seguro que no sé cómo debes sentirte, pero no me hace falta para entender el dolor que expresas.
De algún modo extraño, hay un vínculo entre nosotros y me importa lo que te pasa, sea lo que sea.
Como tu dijiste, las palabras se adelgazan hasta convertirse en NADA.
Sólo espero que las mías alcancen mínimamente a acariciar tu corazón como lo has hecho tu con tus reflexiones escritas.
Querido Bassho, te mando un fuerte abrazo con mucho cariño.

Csi Madrid dijo...

Las palbras bien expresadas y en el momento adecuado pueden cambiarlo todo por lo tanto las palbras tienen más poder que nadie

palabrerías dijo...

Cuando todo parece caer y desdibujarse, cuando las referencias no nos valen, cuando el mundo se convierte en un lugar áspero, cuando todo aliento es desaliento, no cabe qué decir, pues aunque es grande el poder de la palabra ninguna llega a completar el vacío esculpido en nuestro interior.
El sentimiento compartido más allá de las palabras, espero que te alcance amigo bassho, sentimiento humano de entendimiento, de participación del decurso de lo que a ti te acontece, sentimiento honesto y sincero de estar a tu lado, que si bien no logre reconfortarte, al menos te alivie aunque sea un poco, esa carga de soledad que llevamos al enfrentarnos a una realidad terrible y alejada de la comodidad convencional.
Ante lo terrible y abismal los pequeños detalles son los más punzantes y agresivos, "un lo siento", una mirada distraída, algo que sin tener que ver estrictamente con la situación, la califica y dota de un extraño realismo.
Ante la ausencia de perspectiva queda la lucha, la perseverancia, la continua e inquebrantable constancia que obra milagros, que transforma la realidad, una realidad de la que a la postre nada sabemos, porque se inventa a cada instante.
Todo sufrimiento humano es el nuestro, toda angustia y desasosiego está en cada uno de nosotros, todo golpe nos alcanza, participamos del mismo ser como también la esperanza es común a todos y el aliento de vida un impulso mágico compartido que está más allá de la ciencia y de la filosofía.

bassho dijo...

Gracias Sirenoide por tus palabras que realmente acarician mi corazón. Yo también siento el vínculo del que hablas, tus escritos siempre alcanzan las zonas más verdaderas de mí mismo.
A Palabrerías que coincido contigo en esa visión que expresas, solidaria y compartida y también que sé que estás ahí.
Por mi parte deciros que a pesar de ciertos momentos siento fuerza y ánimo suficientes, también saboreo el "paraíso" que crean los pequeños momentos del transcurrir diario. Las creencias más profundas no dependen de lo que nos ocurre.
Ayer escribí:
"Y si nos quitan el tiempo nos refugiaremos en el presente, a la luz clara y tibia que derrama el ahora.
Sin prisas reposaremos en el único instante donde realmente podemos encontrarnos, queriéndonos, riéndonos, ignorándonos..."

bassho dijo...

Qué tozuda es lo que llamamos realidad, cómo se mantiene el muro delante de nosotros y cómo insiste en no ser atravesado.
Qué fuerza y poder tiene la muerte, tanta como la propia vida cuando nos trae hasta aquí.
Y qué fragilidad y maravilla resulta tener la vida.
Hay algo en nosotros, no sé como nombrarlo, pero es tan consistente como aquellas dos, y eso es lo que está escribiendo estas palabras.

palabrerías dijo...

"El objeto de la esperanza y del miedo están en tu interior", reza el Tao te Ching, y la vida toda transcurre en el interior y la muerte no es el fin de la vida sino el antónimo del nacimiento, y ese algo que escribe, que ve, que se estremece en lo interior, ese que eres tú, siempre permanece.

palabrerías dijo...

Tampoco es verdad que todo lo sentido, lo amado, lo experimentado, lo vivido llegue un momento que se pierda "como lágrimas en la lluvia", pues aunque todo pasa y se transforma, también todo permanece.

Sirenoide dijo...

Quizá, Bassho, no haya que atravesarlo sino sentirlo, dejar que fluya con toda la intensidad y el dolor que eso conlleva. Forma parte de lo que llamamos vivir y si alguna parte de ti siente la necesidad de escribirlo, puede que eso te alivie, te ayude de alguna manera a sobrellevar lo que pasa. Por supuesto que nada de lo sentido y de lo vivido se pierde, NADA! No sabemos dónde ni cómo encajar determinadas experiencias, pero siempre sacamos fuerzas de donde jamás pensamos para seguir adelante.
Te llevo en mis pensamientos y en mi corazón. ¡Ánimo y fuerza!

Conchita dijo...

Yo, en vez de ver las torres de Madrid, vislumbro todas las mañanas mi mar Mediterraneo. Quizás por eso no me confundo tanto. Sólo me ocupo en conocer si el mar ruge o está tranquilo, si hay pañolitos (así llamamos en Málaga a las olas que dejan rastros de espumitas blancas) o, a veces, y sólo a veces, si se puede apreciar la muralla del Atlas.