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4 de noviembre de 2011

¿Desesperanza?


¿Qué vamos a hacer con la desesperanza?, desaliento labrado a fuego por un modelo de vida desatinado y condenado al fracaso.

Qué haremos con el vértigo de quién no encuentra trabajo, qué con los desahuciados, qué con los parias del tercer mundo que mueren de hambre a diario, qué con tantas expectativas segadas por una economía que todo lo devora.

Pero sobre todo, qué vamos a hacer con el ejército de desheredados de esa clase media, movida por un deseo de consumo frenético carente de expectativas de ser colmado.

Legiones de jóvenes y adolescentes consumidos por el deseo de un consumo que no podrán satisfacer, esclavos de su propio anhelo inalcanzable, enfrentados a una realidad que les corta el paso, ahogados en la tensión de la desigualdad.

Porque la igualdad ya no es un asunto social ni tan siquiera un derecho, hoy la igualdad, la relación igualitaria inter pares depende del nivel de consumo que se ostenta. Un nivel de consumo que, cuál espejismo, ha mantenido a las clases medias occidentales en la ensoñación de una riqueza sustentada por las deudas.

No saldremos indemnes de este descalabro que va más allá de una crisis financiera, económica o de confianza, estamos ante una crisis sistémica que orada los cimientos de un modelo de pensamiento y de una actitud ante la vida. Modelo especulativo y suicida incorporado al ADN de la humanidad entera, un modelo en el que el deseo nos aleja de lo que somos.

Lo que empezó siendo un mero malestar, difuso, inconcreto, se va materializando poco a poco en la indignación del que percibe que sus cimiento son de barro y luego, tal vez, sobrevendrá la catástrofe, entendida como cambio rotundo de modelo. Y mientras esto le sucede a la ciudadanía, los gobiernos niegan la mayor, miran hacia arriba, sin entender, sin saber que “cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen”.

Hemos hecho dejación de decisiones en favor de unas élites que sólo velan por su subsistencia y por el interés de los afines a su mundo estratosférico e ilusorio, un mundo que se desmorona ante la atonía generalizada.
Vivimos un momento de reemplazo, reemplazo de la opulencia por la necesaria contención, de una hegemonía occidental que cede ante la pujanza de Asia, un momento de revisión de la preponderancia de la globalización económica frente a la localización de los problemas y conflictos, un tránsito desde una realidad enfrentada a lo virtual a una condición humana mestiza virtual-real. Asistimos a la mutación del estado del bienestar, garante hasta ahora de la paz social, en el malestar creciente con el estado. El patrimonio de la clase media es hoy una cárcel para la liquidez.

Necesitamos un cambio del paradigma económico que como poco recupere la base del capitalismo puro (aunque sólo sea eso), haciendo valer la producción frente al poder de la pura especulación, se hace necesaria la introducción de valores en los mercados para poner freno a la depauperación de millones de vidas humanas, por convertir alimentos y materias primas en futuros financieros.

Un mundo entero obrando para beneficio de bancos y especuladores, debe modificar algo su trazado, o nos saldremos de él en alguno de los giros.

21 comentarios:

Sirenoide dijo...

No sé si alguien puede responder a las preguntas que planteas, yo no, desde luego. Solo sé que en tiempos tan complejos está claro que el estilo de vida “occidental” no se sostiene, y no va a quedar otra que adaptarse a lo que venga. Incertidumbre otra vez.
Es duro, no será fácil, y menos para los jóvenes, los desheredados como tú los llamas…por eso hago tanto hincapié en la educación bien entendida. La educación como preparación y adaptación a las circunstancias, insistiendo en el esfuerzo, la creatividad, la persistencia, la honestidad, la paciencia, la proactividad, la independencia, la austeridad…valores tan denostados como necesarios. Claro que, como siempre, insisto en que difícilmente nuestros jóvenes van a apreciar la importancia de esos valores si ven en los adultos que les rodean, en los que ostentan el poder y en los que aparecen en todos los medios, todo lo contrario: despilfarro, desidia, conformismo, avaricia, maldad…
Mi propuesta es simple pero creo que potente: mejoremos nuestro entorno más cercano, sólo nos quedan los pequeños gestos para hacer más llevadera esta ecatombe, humanicémonos.
Como dijo Faulkner (del que soy muy fan como en el pueblo de “Amanece que no es poco”): “No te molestes en ser mejor que tus contemporáneos o tus predecesores, intenta ser mejor que tú mismo”.
Está claro que todo es cíclico, esto pasará y no, no nos dejará indemnes, desde luego. Pero sin duda, debemos aprender mucho de todo lo que está pasando, porque si encima no sacamos nada de provecho a esta lección de vida, es que no estamos preparados para vivirla.
No sé si hay más respuestas ni si podemos hacer algo para cambiar el caos en el que hace tiempo, se ha establecido el mundo que conocemos. En lo que creo firmemente es en que cada uno de nosotros puede hacer algo, por poco que sea, para dar lo mejor de sí mismo, para ser un poco más Personas. Creo en el “efecto dominó” de la bondad y de la alegría, creo en lo potente que es ser generoso y dar porque sé que es la única forma de recibir. De hecho pienso que si el mundo todavía está en pie a estas alturas, es porque hay mucha más gente buena que malvada.
Y casualmente (o no), en estos días he encontrado más consejos sabios de pensadores de otros tiempos que aquí os dejo:
“De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos”
Thomas Carlyle (1795-1881)

“Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres”.
Francisco de Quevedo (1580-1645)

"Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo".
Aldous Huxley (1894-1963)

Sirenoide dijo...

Bueno, y aqui os dejo el blog de un señor que anuncia pan bimbo, ah y que además es un gran divulgador científico, Punset. Nos da razones para pensar en un mundo mejor...y pienso que esta actitud positiva es muy necesaria, no??

http://www.eduardpunset.es/14815/general/nos-sobran-razones-para-pensar-en-un-futuro-mejor

palabrerías dijo...

Que prolijo comentario sirenoide, tienes toda la razón en que el cambio se opera desde uno mismo y en uno mismo, pero este momento tan convulso está ejerciendo como de pantalla, que impide ver con claridad el camino, es normal cuando un cambio tan rotundo sobreviene, que los coetáneos sufran un shock antes de recomponerse.

bassho dijo...

Me gusta esta nueva línea de reflexión y estoy de acuerdo con vuestros comentarios. Incorporo el mío:
¿No estaremos delante de una nueva oportunidad para buscar nuevas fuentes de energía, de existencia, para frenar el despilfarro?
Este cruce de caminos no tiene por que llevar al exterminio o al hundimiento, sino a la reflexión y al recuerdo.
El viaje desenfrenado que estabamos realizando ha frenado como lo hace un tren que comienza a entrar a una nueva estación.
¿No estaremos ante una oportunidad de continuar existiendo como civilización como humanidad?
Y para ello tiene que prevalecer el respeto por encima del deseo, hay que enfrentar las contradicciones, plantear las preguntas esenciales, buscar respuestas válidas y reales para todos.
Encauzar esta inaudita determinación de vivir y ser que somos.

Sirenoide: En el metro a veces practico un juego que me divierte. Lo llamo "la cadena" y consiste en quedarte esperando y sujetando la puerta abierta al que viene detrás, este a su vez se siente obligado a hacer lo mismo con el siguiente y así continua la cadena...

Sirenoide dijo...

Palabrerías, como conozco tu gusto por elegir la palabra adecuada...

prolijo:
(Del lat. prolīxus).
1. adj. Largo, dilatado con exceso.
2. adj. Cuidadoso o esmerado.
3. adj. Impertinente, pesado, molesto.

¿Con qué acepción me quedo??
Claro que entiendo (y además comparto) que esta incertidumbre y la desazón se apoderen de nosotros. Los pilares sobre los que nos sustentábamos se tambalean y esto genera mucha intranquilidad. Pero, ¿qué otra cosa podemos hacer que mejorar lo que tenemos a nuestro alcance? Ayer leí otra posibilidad, la de la auténtica desesperanza. Esto es, la falta total de expectativa: no esperar nada del futuro. Que ardua y dificil labor, verdad? En esta sociedad que hemos construido basándonos en "un futuro mejor", dar la vuelta a la tortilla es muy complicado, lo sé. Pero finalmente nos acercaremos a nuestra esencia (creo que es algo que apunta Bassho en su comentario), sentiremos el presente y tendremos que aprender a vivir cada momento de nuestra existencia sin anticipación.
Nos hemos pasado la vida huyendo hacia el pasado o hacia el futuro, con una falta total de compromiso por el presente. Preparamos a los niños para un futuro "exitoso" y nos olvidamos de vivir con ellos el "aquí y ahora".

Definitivamente me aferro, como dice Bassho a la posibilidad de tomar esta situación como una oportunidad en vez de como un hundimiento, pese a que yo también decaiga una y mil veces. Y hago un acto de voluntad por tomarlo así porque siento que es el único modo saludable de seguir viviendo.

Bassho, precioso el juego del metro, me ha encantado. Lo probaré!

palabrerías dijo...

Sirenoide: prolijo en el sentido de cuidadoso, esmerado si bien un poco largo, pero nunca impertinente, pesado ni molesto. Este es un espacio completamente abierto y todas tus intervenciones, como las de queines quieren participar, son bien recibidas sin reservas, me permití un pequeño guiño que no me gustaría que fuese malinterpretado. Gracias por tus aportaciones una vez más.

palabrerías dijo...

Aceptando que toda dificultad es una oportunidad, como apuntáis, sin embargo es la adaptación al cambio lo no que termino de ver muy claro, por eso decía que que los contemporáneos de un cambio importante suelen sucumbir, un poco, ante su incapacidad de adaptación, son normalmente nuevas generaciones las que "mutan" en pos de una mejor adaptación. ¿Es este nuestro caso?

Sirenoide dijo...

Gracias por tu aclaración, me quedo más tranquila. Si bien es cierto que me he enrollado bastante esta vez, en otras ocasiones (las menos), me he limitado a escribir "Amén". Quizá tenga algo más que decir y en este espacio me siento libre para expresarme. Gracias por eso...y que dios os pille confesados!!

Sobre lo que dices, personalmente opino que sería una gran pérdida desperdiciar una vida por la incapacidad para adaptarnos. La verdadera y única inteligencia consiste en la capacidad de adaptación a las circunstancias. No creo que podamos permitirnos tirar la toalla, ¿qué ejemplo daríamos con eso a los que vienen detrás, a las nuevas generaciones? quizá la clave está en la incesante búsqueda y en las posibilidades que nos brinda ese camino. No sé, sólo quizá, hay que arriesgar, atreverse a errar, caer y levantarse, no dejar de intentar...

Como me caeis bien (incluso muy bien ;-)), quiero dejaros de regalito este texto de Rumi (puede que ya lo conozcáis) que expresa muy bien la aceptación de emociones y las circunstancias que las provocan:

LA CASA DE HUÉSPEDES

El ser humano es una casa de huéspedes
cada día, una nueva llegada
una alegría, una tristeza, una decepción,
una toma de conciencia momentánea llega como un visitante inseperado.
¡Aceptémoslos a todos!
Aunque se trate de un aluvión de tristeza
que violentamente deja la casa sin muebles.
No obstante, trata a cada invitado con educación, ya que podría dar lugar a una nueva alegría.
El pensamiento sombrío, la vergüenza, la maldad,
acéptalos riendo a la entrada, y haz que pasen al interior.
Sé agradecido por todo lo que te llegue,
pues han sido enviados como guía por el más inmenso.

Sirenoide dijo...

Siento volver pero es que acabo de recordar que un buen amigo me enseñó que "pase lo que pase, nunca pasa nada" y aunque parezca simple, lo cierto es que esas palabras me han ayudado mucho a relativizar hasta los peores momentos.
Sé que lo llevo todo a la esfera personal, pero es que me parece que hablar en macro de lo mal que está todo no sólo no ayuda sino que nos lleva a un pozo sin fondo.

Y por si no os lo he contado alguna vez (entre mi memoria de pez y los rollos que os largo, ya no sé ni lo que he escrito), hace un par de años me acompaña una especie de mantra que me está resultando enormemente útil y quiero compartir con vosotros por si os sirve: "Confiar, esperar, aceptar y agradecer"

bassho dijo...

Hágase tu voluntad

Hablando de mantras me viene a la cabeza uno que uso últimamente en los momentos más difíciles. Es parte de una inmensa intención dirigida a lo alto, que pone en manos de la verdad, o el destino, o de nosotros mismos todo aquello que nos pueda ocurrir tanto individualmente como socialmente.
Implica un cese en la lucha, en la batalla.
Supone, sobre todo, un abandono del miedo, del temor a perder lo que tenemos.
Es una aceptación sin condiciones.
Trasciende y amplia nuestra vida.
No invita a la inacción, a la pasividad o al desamparo… Todo lo contrario, esa voluntad está en todos los hechos, en todos los caminos que se nos muestran, en todas las señales que aparecen.
Es un estímulo a la búsqueda y al encuentro pero desde el sentido y la conciencia de no ser solo un millar de millones de células agrupadas.
No leo esa frase o invocación desde la copia, la ortodoxía, la tradición, la religión… Sino desde el corazón, la mente y el alma.
Esa lectura lleva a salir de la órbita del terror, del desánimo y del simple descontento y obliga a contribuir a la acción de la vida, a seguir su torrente imparable.
(Sirenoide, en este blog-espacio, tus textos tanto cortos como largos son muy bienvenidos. Es cierto que nada de lo que escribimos nos hace mejores o más importantes, pero nos sirven para expresar nuestros mejores deseos, angustias, impresiones… )

palabrerías dijo...

Bassho nos has dejado con la incógnita de cuál es ese mantra/frase que usas de vez en cuando.
Más allá de lo que dices Sirenoide respecto al enfoque más personal de este tema, que desde luego es interesante y muy necesario y en ese sentido es razonable e interesante todo lo que decís, pero a mí sin embargo, me interesa la visión de conjunto de la humanidad, de la sociedad como colectivo que cambia con las grandes crisis y los grandes avatares, porque al final el colectivo se termina moviendo como un solo individuo que arrastra tras de sí, con una fuerte corriente a todo y a todos.
Por eso aunque es necesario el pensamiento individual y la actuación individual, creo que también es básico mirar al conjunto, examinarlo y saber qué hay que modificar en todo el entorno en que vivimos, para que algo cambie.
Un ejemplo: la desesperanza puede no habitar en ti, pero si el mundo que te rodea la padece, como sucede ahora, finalmente, de algún modo te alcanza, porque compartimos un cierto espacio mental.

Sirenoide dijo...

Amén Palabrerías. Efectivamente la frustración y el pesimismo son muy contagiosos, me temo. De ahí mi empeño en protegerme...

Creo que el mantra que nos propone Bassho va en el título de su comentario: "Hágase tu voluntad", ¿es así?

bassho dijo...

El "mantra" es el título del texto que escribí.
Estoy de acuerdo con el enfoque del que hablas Palabrerías y también con el matiz más personal que introduce Sirenoide...
Pero, ¿recuerdas eso que muchas veces hemos oído de que los sonidos tienen poder, que las palabras crean la realidad?
Una frase repetida millones de veces como "Esto no hay quien lo arregle" ¿dónde crees que nos lleva?
Y si repetimos otras frases, otras palabras en la mente, y si no nos dejamos llevar por lo que parece pétreo e inamovible, o por las corrientes que arrastran sin aparente posibilidad de oposición?.
Es un esfuerzo y una tarea que quizá debamos realizar tanto a nivel indiviudal como social.

Sirenoide dijo...

Qué me gusta leeros!
Gracias por hacerme pensar, por ser partícipe de este espacio, por vuestras aportaciones siempre tan inteligentes como interesantes. Resulta tan reconfortante encontraros como el olor de tierra mojada en este ambiente tan necio y contaminado que nos rodea.
Claro que nada de esto nos hace mejores pero ¿no es maravilloso poder expresarse y sentir que te entienden? Para mi lo es. ¡Resulta tan exótico!
¡GRACIAS!

bassho dijo...

Un lugar donde uno se expresa libremente y sin temor es un espacio ciertamente maravilloso, o como dice Sirenoide, exótico.
¿Podemos extender estos ámbitoss donde la expresión prevalezca sobre los límites interesados económicos, ideológicos o de cualquier otra índole?
Me gusta esa imagen del "olor a tierra mojada" es tan directa y real, tan palpable.

palabrerías dijo...

¡Qué torpe estuve con lo del mantra!. Bueno efectivamente el sonido, repetido tiene poder y opera en los entornos.
Para contrarrestar, contraponer los sonidos reinantes patéticos e interesados, debemos impulsar sonidos de signo positivo y de sentido contrario al dominante, es decir de dentro hacia fuera, para poder limpiar este aire y evocar imágenes olorosas tan atractivas e intensas como el olor a tierra mojada que hace del olor un ambiente completo, lleno de matices y que sugiere limpieza, frescura, fuerza, amplitud, naturaleza, vida...

bassho dijo...

Solidaridad
Hoy en una calle de Madrid, sí en una calle de esta importante ciudad, vagaba perdida una niña de 4º de primaria. Alguien me contaba que sacrificó su prisa por ir al trabajo para atenderla y llevarla hasta el colegio donde se supone que estudiaba. Resultó que la niña estaba realmente perdida: echaba de menos a su abuela y llevaba solo cuatro días en la casa de acogida de un céntrico barrio de Madrid. Es cierto que cuento una simple anécdota ¡pero que detalles más escalofriantes!
Esta tarde en el vagón de un metro de esta ciudad alguien avisa al pasajero que se olvida el paraguas que tan barato y apetecible podía haber resultado para cualquier otro.
Por la mañana una sonrisa casi imperceptible dirigida certeramente en el momento preciso, ha dado un vuelco al día de cualquiera y ha abierto una grieta de luz en el corazón de otro que habita en la distancia de varios años de este momento que transcurre.
Una mano tendida no ha sido aceptada por aquel que estaba delante pero será acogida por alguien que ahora está ausente.
Se ha dicho una palabra que ha viajado a la velocidad de la luz entrando por el nervio auditivo de un vecino y saliendo por la boca de un inmenso desconocido.
Las cadenas no se establecen de forma instantánea sino que se entrelazan a lo largo del tiempo y del espacio, con actos no habituales pero cotidianos; cadenas solidarias como el del jubilado que dedica parte de su tiempo a visitar a enfermos terminales. Efecto mariposa que no solo afecta a quien va dirigido sino que puede tocar a otros alejados de nosotros y resultar inverosímil a nuestra propia experiencia.
Hay quienes van sembrando el día de estos actos, sin darse cuenta, sin darse más o menos importancia, construyendo sin saberlo, mundos nuevos, más humanos y habitables.

Sirenoide dijo...

Cuanta belleza y cuanta verdad en tus palabras, querido Bassho. Qué emocionante es saber que un mínimo gesto, por nimio que parezca, puede servir, mejorar, ayudar.
Una sonrisa, un abrazo, un simple saludo amable mejoran el día, tanto para el que lo da como para el que lo recibe. Es cierto que hay personas que reparten luz y alegría sin reservas, yo quiero ser una de ellas. Hay un disfrute inherente a la entrega que no tiene igual. De las pequeñas grandes cosas está construido el mundo.
Las reivindico contigo. Quiero quedarme en ese lado, en el de los que saborean la vida sencilla, los pequeños momentos que hacen que nuestra existencia cobre sentido.

palabrerías dijo...

Miles de seres cotidianos, anónimos, que con la sencillez de su existencia sostienen verdaderamente el mundo.

Sirenoide dijo...

Observando lo que pasa en Italia, viendo como cae el “césar” todopoderoso, no puedo evitar pensar en las que fueron las cunas de esta, nuestra civilización: Grecia y Roma.
Lo que fueron grandes imperios con todo el poderío, la sabiduría y la fuerza política y militar son ahora, paradójicamente, los primeros en derrumbarse bajo la presión de un sistema injusto e insostenible.
Es fácil advertir los cambios que sobrevienen, después de años de hegemonía, empiezan a suceder grandes acontecimientos: el fin de Berlusconi, el de Gadafi, el de ETA, la “primavera árabe”. Todo ello son buenas noticias en sí mismas, lo que nos asusta es el ajuste al que las circunstancias políticas y sociales nos obligan, el tan manido “cambio de paradigma”.
Pero cada final significa inexorablemente el inicio de otra nueva era. Con el fin de cada etapa, da comienzo una diferente, no necesariamente de mal agüero. Llegan nuevos tiempos, eso está claro y como ya hemos comentado otras veces, es la incertidumbre de lo desconocido lo que nos da vértigo.
Grecia y Roma vivieron su tiempo de gloria, su edad de oro. Pero ya sabemos que la vida es cíclica. Todo lo que sube, debe bajar, tenemos que aprender algo de la Historia, de nuestros antepasados, de nuestra experiencia, ese es precisamente su valor. Sabemos que los Imperios caen y son devastados, parece que el que todos contribuimos de una u otra forma a construir, empieza a derrumbarse. Pero, ¿por qué pensar que lo que vendrá después será peor?
Despertemos la conciencia y los sentidos, abramos nuestra mente y nuestro corazón. Abracemos nuestra intuición sin perder la razón. Seguro que después de esta niebla que nos impide ver qué camino tomar, saldrá un sol radiante que nos iluminará.
Recordemos que cualquier tiempo pasado, sólo fue anterior.

bassho dijo...

Estoy de acuerdo contigo Sirenoide. Realmente es curioso eso que dices de esos dos grandes imperios que ahora son de los primeros en caer.
Me gusta especiamente esa visión esperanzada que das en el último párrafo: Tiene que ser cierto lo que dices, no puede haber camino sin recorrido, sin incertidumbre, sin cambio... ya que esos elementos son los materiales del propio camino.