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22 de noviembre de 2011

Al viento


No supieron anticipar el rolar de los vientos y la vida les dejo en la encalmada. Tarde comprendieron que los vientos, como la vida no siempre están disponibles para nosotros.

La juventud se despacha la vida a grandes sorbos mientras la edad madura teme por ella.

Buscaba el viento en cada amanecida, al medio día, al atardecer, sólo aflojaba su angustia de anochecida, cuando el recogimiento y la oscuridad invitaban a la retirada, una retirada de si mismo.

La vida se había alejado tanto que podía verla frente a sí, sentimientos tan diferentes de aquella otra vida habitada desde dentro, tan reciente y tan lejana…

¿Cuántas vidas hay en cada existencia?, ¿Cuántos habitaciones habitamos en ella?

Un leve y perturbador sentimiento de lejanía invade la tensa calma, este no pasar nada, eterna espera, incierta, volátil y temerosa calma…

Atrás quedaron los días en los que corrientes benignas y vientos prodigiosos hinchaban las velas e impulsaban las naves de nuestras vidas.

Prisioneros, esclavos, atrapados por la ausencia de la más leve brisa, privados del hálito de impulso de vida, ni ráfaga, ni cierzo, ni aquilón, ni soplo ni ventisca, alejados del tiempo.


Falta viento y aire. Sean cuáles sean las dificultades de la navegación, la fórmula es siempre la misma: nunca... nunca... nunca... te rindas.

14 comentarios:

Sirenoide dijo...

Qué evocador y hermoso me ha parecido tu texto. A pesar de mostrar una tensa calma, también se abre a la posibilidad de tomar un rumbo por incierto que sea.
Hoy es mi cumpleaños y he querido tomarme esta entrada como un regalo (con tu permiso, claro), porque palabras como: aire, brisa o viento me aportan bienestar, me relajan en medio de estas aguas estancadas en las que parece que nos encontramos.
Y aunque parezca que "no pasa nada", que estamos en la eterna espera...la vida va pasando y debemos tener siempre en cuenta que NO HAY INSTANTES VACÍOS.
Me gusta especialmente, por esperanzador y necesario, el final.
Gracias por tu escrito, me ha encantado.

Sirenoide dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier Hortal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bassho dijo...

Me gusta tu texto marinero. Creo que por algún motivo encuentras las mejores metáforas e imágenes en ese navegar tuyo interior y exterior.
Leyéndote me pregunto si realmente lo que falta es viento o quizá adecuar las velas a las brisas o vientos que en este momento soplan.
Ahora, aporto unas palabras que me escribí a mi mismo el otro día y que aquí pongo con cierto rubor:
Pase lo que pase mantén tu fe.
Cree en la vida, en su sentido y meta. Conserva la confianza en el espíritu.
Ocurra lo que ocurra recuerda quién eres, cuál es el significado de lo que te rodea y sucede.
No pongas tu interés ni tu esperanza en las cosas nímias y sin importancia -aunque disfrutes de ellas cuando puedas-.
Confía en la luz que te habita, que alumbra el universo entero, que tarde o temprano siempre te mostrará el camino.
Sé feliz por la verdad que eres y llevas dentro.

bassho dijo...

Por cierto, felicidades Sirenoide. ¡Qué casualidad! hoy también es el cumpleaños de alguien muy cercano.

palabrerías dijo...

Felicidades a todos, me apunto que no hay instantes vacíos y el sentido de dignidad y transcendencia de "ocurra lo que ocurra recuerda quién eres". Tiempos estos complicados en los que conviene no perderse.

palabrerías dijo...

la frase de nunca..., nunca..., nunca... te rindas es de Winston Churchill en un discurso que dio al país cuando Inglaterra estaba a punto de sucumbir ante los alemanes.

Sirenoide dijo...

Gracias por vuestras felicitaciones, me alegran sinceramente el alma!
Me ha parecido muy interesante la perspectiva de Bassho ante esta metáfora marítima. Interesante porque apelas a nuestro poder para modificar el rumbo "adecuando las velas" en vez de esperar a que soplen vientos favorables que nos impulsen. Porque me hace pensar en que quizá hasta tengamos que ponernos a remar, algo que hasta ahora nos parecía imposible. Pero desde luego, no podemos quedarnos parados: las corrientes, el mar, la propia Naturaleza nos lo impide. El movimiento es continuo, está siempre presente, es el propio motor de la vida. Lo que ahora nos asusta es el rumbo incierto, por dónde navegar y hacia qué coordenadas.
Lo que me ha gustado de tu aportación, es esa visión novedosa que nos da la opción de elegir y actuar, en contraposición con el papel victimista que parece haber adoptado la sociedad en general ante las circunstancias que nos ha tocado vivir.
También me resulta balsámica esa "oración" que te escribiste y que has tenido la generosidad de compartir, concretamente me quedo con "cree en la vida, en su sentido y meta". Me lo grabo a fuego porque pase lo que pase, siento que vivir la vida con todo lo que eso conlleva, merece mucho la pena.
Y supongo que la enseñanza está ahí mismo, en seguir adelante sin rendirnos a pesar del viento que sople o de la ausencia del mismo...

Sirenoide dijo...

Venga, comparto este poema que me gustó. A ver qué os parece:


COMO HACERTE SABER
Mario Bendetti

¿Cómo hacerte saber
que nadie establece normas, salvo la vida
que la vida sin ciertas normas pierde la forma
que la forma no se pierde con abrirnos
que abrirnos no es amar indiscriminadamente
que no esta prohibido amar, que también se puede odiar
que el odio y el amor son afectos
que la agresión porque sí duele mucho
que las heridas se cierran, que las puertas no deben cerrarse
que la mayor puerta es el afecto
que los afectos nos definen
que definirse no es remar contra la corriente
que cuanto más fuerte es el trazo más se dibuja
que buscar un equilibrio no implica ser tibio
que negar palabras implica abrir distancias
que encontrarse es muy hermoso
que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida
que la vida forma parte del sexo
que el por qué de los niños, tiene un porqué
que el querer saber de alguien, no es sólo curiosidad
que el querer saber todo de todos, es curiosidad malsana
que nunca está de más agradecer
que autodeterminación, no es hacer las cosas solo
que nadie quiere estar solo
que para no estar solo hay que dar
que para dar debemos recibir antes
que para que nos den también hay que saber pedir
que saber pedir no es regalarse
que regalarse, en definitiva, es no quererse
que para que nos quieran, debemos demostrar qué somos
que para que alguien sea, hay que ayudarlo
que ayudar es poder alentar y apoyar
que adular no es apoyar
que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara
que las cosas cara a cara son más honestas
que nadie es más honesto porque no roba
que quien roba, no es ladrón por placer
que cuando no hay placer en las cosas, no se está viviendo
que para sentir la vida, no hay que olvidarse que existe la muerte
que se puede estar muerto en vida
que se siente con el cuerpo y con la mente
que con los oídos se escucha
que cuesta ser sensibles, y no herirse
que herirse no es desangrarse
que para no ser heridos, levantamos muros
que quien siembra muros, no cosecha nada
que casi todos somos albañiles de muros
que sería mejor construir puentes
que sobre ellos se va a la otra orilla, y que también se vuelve
que volver, no implica retroceder
que al retroceder, también se puede avanzar
que no por mucho avanzar, se amanece más cerca del sol
¡Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida!

palabrerías dijo...

Gran poema de un gran poeta, pero ¿donde queda la libertad del hombre en las normas impuestas por la vida?, ¿Y las normas del hombre que intentan ceñir la vida?

Sirenoide dijo...

Querido amigo, creo que las respuestas a las preguntas que te haces están en ti mismo. Aun así, en el poema veo implícitas algunas de esas cuestiones. Nuevamente el camino que recorremos va marcando las pautas y nosotros decidimos lo que podemos.

Sirenoide dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bassho dijo...

A veces las palabras se adelgazan …

Se adelgazan hasta casi desaparecer, hacerse invisibles, mudas, evaporarse y ya no están, nunca han estado.
Nos quedamos entonces sin excusas, no las necesitamos.
Sin vestimentas ni adornos, desnudos como estuvimos en el principio de nosotros mismos.
Y desde esa postura fetal sentimos el frío intenso de la vida que carece de ropajes.
Es curioso como el mundo puede dar la vuelta de pronto y ponerse boca abajo.
No hay religión ni filosofía que nos ampare.
El camino se vuelve único y el dedo del destino nos señala.
La pesadilla deja de habitar el sueño y desembarca en la vigilia.
Caminamos entonces al filo del abismo y dejamos de sentir vértigo para llenarnos de tristeza.
Nos refugiamos sin darnos cuenta en las pequeñas cosas: allí habita la felicidad más cálida y verdadera.
Como si una ciudad hubiese sido bombardeada durante horas y solo quedara en pie el esqueleto de sus edificios más resistentes:
Las líneas de fuerza y sostén son la belleza y el amor.
Pero la belleza sin la mirada del amor no es nada.
Y giramos nuestro cuerpo, nuestros ojos y oídos hacia eso que sentimos como incognoscible, para así agarrarnos al menos a un asidero que no nos precipite en la desesperanza y el vacío.

Sirenoide dijo...

Las palabras engrandecen, ensalzan, hunden, aplastan, maquillan...y sí, llega un momento que de tan manidas y desvirtuadas se vuelven inútiles para describir un sentimiento, se minimizan, adelgazan y acaban por desaparecer. Hay momentos en que las palabras no sirven, no existen, no dan para más. En cambio, un abrazo, un beso, una caricia, una risa, unas lágrimas, uno de esos momentos vividos que como bien dices constituyen la felicidad más autentica, lo dicen todo. Una vida entera se concentra en un segundo, en un gesto. Todo cobra sentido o quizá lo pierde en un instante. Quedarnos sin palabras, desnudos ante las circunstancias, sin recursos, con la vulnerabilidad evidente del que ama sin condiciones, nos asusta a todos, nos humaniza. Nos acerca a lo que somos, solo una gota en este río de la vida, repleto de meandros, torrentes y deltas, con la certeza del fin, de la desembocadura en el ancho mar.