Páginas

Buscar este blog

1 de noviembre de 2010

Incertidumbre

Marcharemos de vacío,
iremos como vinimos,
llevando sólo lo que trajimos.
Lo demás aquí lo dejaremos;
pasiones, sueños, presunciones,
lo que fuimos y lo que ya no seremos.
La incertidumbre es la certeza de no saber. La certeza la seguridad del que no sabe.
En algún lugar lejano y algo recóndito, se esconde el futuro; incierto, esquivo, tan oculto como inexorable. Todo intento de taladrar el velo es vano, todo anhelo de certeza ignorancia.

4 comentarios:

Sirenoide dijo...

Recuerdo que hace tiempo escribiste una entrada titulada "Incierto" también. Yo ya estoy acostumbrándome a esta vital y cruel incertidumbre, como dije entonces, es mi compañera de camino pero a veces me gustaría disfrutar de una pausa en un recodo, en calma, en paz.
Soy consciente de la única certeza posible...por eso me limito a VIVIR.

bassho dijo...

LA CHISPA DIVINA
Toda esta enorme cantidad de conciencia malgastada en atender las cosas más nimias, derrochada en tantas miradas perdidas, despilfarrada en miles de pensamientos recurrentes e insignificantes. Este milagro vital abandonado, maltratado, ajado, malogrado…
La quietud de un instante en el que descubrimos que estamos y siempre hemos estado a salvo, que nos acerca a lo que somos en esencia y nos aleja de aquello que nunca hemos sido…
El cielo curvo y levemente azulado, metáfora de nuestra meta y objetivo…
Toda esta inquietud que nos desgarra y nos seduce, atiborrándonos de acciones, deseos, miedos, expectativas, logros, fracasos…
Este cauce de imágenes delirantes, riada de palabras sin sentido…
Acariciar la chispa divina
que late en lo más profundo de nuestro interior,
sentirla, desear que prenda e incendie nuestra vida…
Allí donde no existe, mancha, culpa ni herida.
El Ser se asoma a través de cada uno de nosotros.
La Vida divina está en cada uno de nosotros, en cada ser y objeto. El adjetivo que acompaña al sustantivo es innecesario, ya que toda existencia es divina en cualquier caso.
Si hacemos el esfuerzo de recordar encontramos a lo largo de nuestra historia personal momentos donde de forma clara hemos sabido esto.
Cuatro instantes me pusieron frente a la totalidad, a lo absoluto.
Sobre los cinco años ocurrieron dos de ellos. En uno miraba extasiado el cielo estrellado tumbado en un banco de piedra en la plaza de mi pueblo, estaba solo. En el otro observaba la enorme belleza de un pavo real con sus plumas y ojos extendidos ante mí, también estaba solo.
Sobre los diecinueve años me encontré con la inmensidad de la naturaleza. Pude visitar aquel paisaje varios días y guardarlo hasta hoy en mi memoria, en mi alma. Creo que allí entendí algunas cosas que todavía no han aflorado a mi conciencia.
Unos años más tarde, en un lugar cualquiera, sin buscarlo, como ocurrió otras veces, de repente un recuerdo me atrajo. Aquello no se producía mentalmente sino sensorialmente. Era un recuerdo que traían los sentidos, y por lo tanto varias sensaciones me invadieron: una paz sin causa aparente, una fuerza permanente y escondida, un amor que trascendía el tiempo, un objetivo establecido en un remoto pasado, en un pasado donde todas aquellas sensaciones se habían producido también.
Después, muchas otras veces, retazos de esos relámpagos han aparecido con formas y matices distintos. Esto es lo que me sostiene y me permite seguir avanzando. No son certezas, pero las siento a flor de piel.

Sirenoide dijo...

Qué hermoso, qué bien expresado y qué Verdad Bassho!
Os esperaba con incertidumbre y cuando aparecéis sois un bálsamo. Gracias a ambos.

Sirenoide dijo...

A veces soy un poco plasta con las frases lapidarias que me encuentro pero es que esta de Eurípides la tenía que compartir con vosotros y justo en esta entrada de Palabrerías...

"Los dioses nos dan muchas sorpresas: lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta"

Os extraño! Besos