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1 de septiembre de 2009

Aliento

Aire, crisol de alientos, hálito contenido de los seres que son y de los que fueron. Respiración, que en cada inhalación acarreas la expiración de mil alientos.


Mar y río y lluvia, portadores del agua mil veces bebida. Mar de aguas danzarinas que fluyen, se evaporan, siendo agua ahora para ser cuerpo luego.


Tierra, alimento. Carne y sustancia de tantos y tanto seres, los de ahora y los de todo tiempo.


Mente, océano de pensamientos compartidos, entrelazados, participados. Públicos pensamientos que recorren la humanidad entera sin autoría concreta, patrimonio común, mente universal.


¿Quiénes somos? Si, sólo somos cuerpo.

¿Cuál es la diferencia? Si participamos de la misma sustancia

¿Qué nos separa? Cuando nos une la esencia.


Pensamiento, tierra, agua, aliento. Aliento tuyo en mí y el mío en todos. Aliento único fluyendo, recorriéndonos, viviéndonos. Hálito, soplo, respiro, jadeo, inhalación y experimentación del otro. Inspiro y te tomo y te poseo, exhalo y me doy, me entrego.


Respirar nos hace uno, respiración única, único aliento.

3 comentarios:

bassho dijo...

Afectos

Imaginaba la noche poblada de estrellas: leche en polvo marcando la senda del tren que los transportaba. El traqueteo y el rítmico sonido no era suficiente para hacer dormitar a las treinta personas que ocupaban el oscuro compartimento. No había ventanillas para contemplar un paisaje que solo cabía imaginar: él lo pensaba lleno de cometas azules, lejanas montañas con blancos penachos y viejos y enormes árboles verdes arañando la férrea piel del vagón diáfano.
Habían salido a las 2 de aquella tarde tibia de agosto con rumbo desconocido, pero en su corazón (al igual que en el resto) presentía un destino trazado con anterioridad. Ese destino le pertenecía por encima de su deseo.
Tres decenas de alientos saturaban el espacio. Algún suspiro que se volvía gemido, palabras entrecortadas, la fiebre de algún compañero, y muchos ojos, ojos poblados de un extenso y largo silencio.
Cuando la máquina comenzó a frenar hubo una ola de brazos y músculos que se apoyaron mutuamente para que nadie se lastimara. Era una masa de vida que adoptaba la forma necesaria para mantener ese grupo humano formado accidentalmente.
Las puertas corrieron hacia los lados para dejar entrar la luz de unos potentes focos que alumbraban con precisión la pesadilla que los aguardaba.
Uniformes y gritos se apelotonaban en el andén. Un acre humo gris invadía la escena virginal que aquellos judíos contemplaban por vez primera.
Bajaron como vomitados, juntándose a muchos otros también escupidos sobre la madrugada estación.
Por un instante la palma de su mano tocó unos dedos que al final le aferraron con fuerza. A los catorce años pocos saben qué camino tomar. Y él se dejó llevar confiado por aquella determinación desconocida que le alejaba de las altas torres humeantes.
Quien así le arrastraba, sin tiempo para explicaciones o muestras de afectos, tenía bordada en su chaqueta la cruz gamada que tanto odiaba.

palabrerías dijo...

Impresionante bassho, muchas gracias por tu conmovedor relato.

Sirenoide dijo...

Bassho, espectacular como siempre tu vuelta de tuerca, impactante tu relato, consigues transmitir emociones y sensaciones de una forma nítida y certera, enhorabuena y gracias por compartirlo.

Ahí va mi humilde aportación:

SIN ALIENTO
Es sólo un recuerdo, una sensación lejana de algo inesperado, improbable e irrepetible.
Un amanecer diferente, lleno de ternura y pasión, sin futuro ni pasado
Todo era confortable, nada extraño que nublara ese momento
Casi sin aliento al recordar…celebro la vida y agradezco, siempre agradezco.