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1 de agosto de 2009

Rutina

Avanza la luz de amanecida despejando las sombras nocturnas. En el malecón de la vida las olas de la rutina chapotean con cadencioso ritmo una y otra vez, sin ímpetu, sin coraje, pero incansables.

La espuma y la marea cotidianas van dejando su sedimento en los profundos rincones del alma, desgastando el embarcadero de la mente, minando el dique del sentimiento. En el receptáculo del corazón se amontonan impresiones, emociones, recuerdos.

El hombre se va tornando muro y su interior se hace esquivo e impenetrable, reservándose todo el tiempo, guardándose, limitándose. Cierta fotofobia mantiene en la oscuridad un interior oculto incluso a su propia mirada.

Un hombre vive mientras otro subyace, un hombre aparenta mientras que otro anhela, un hombre olvida al tiempo que otro pugna por recordar, uno exige y el otro pide, uno coge siempre mientras que el otro sólo da, uno desconfía y el otro espera. Ambos son el mismo hombre, les separa solamente la barrera de la propia inconsciencia, ese olvido atávico y ancestral que es el olvido de uno mismo.

Pero en cada mañana, en cada tardecer y en cada uno de los instantes de cada día, todo empieza de nuevo; el universo se reinventa en cada ahora, un eterno y generoso comienzo nos ofrece un nuevo génesis a cada paso. La realidad se transformar ante la magia de la consciencia, es el despertar del sueño.

Avanza la luz de mediodía despejando las sombras que habitan en la mente mientras la meditación hace volver una y otra vez el silencio, un silencio tan escapista como reiterada debe ser la voluntad de alcanzarlo. Voluntad del hombre en el filo del presente decidida a recordar, a dejar entrar la luz de un nuevo conocimiento, decidida a volver a empezar porque, la vida es siempre comienzo y la triste rutina tan sólo el barniz de ignorancia de aquél, que cree ya saberlo todo.

6 comentarios:

Sirenoide dijo...

La vida es sorprendente, nos reinventa...es maravillosa. Cuando estamos a punto de convertirnos en autómatas, cuando no esperas nada más que anclarte en tu rutina, ocurre algo que puede cambiarlo todo.
El límite lo ponemos nosotros.

bassho dijo...

Me gusta tu escrito, está lleno de imágenes, que como otras veces, las más bellas y claras son marinas.
Estoy de acuerdo contigo con la existencia de ese "hombre interior" que se mantiene puro, tan distinto a la apariencia exterior, tan guardado y protegido, tan olvidado, tan querido y real.
Cierta esa posibilidad de "comenzar" a cada instante que la vida nos brinda: Es otro milagro más.
Y el silencio del que hablas, ese que contiene todas las palabras, todos los pensamientos, sentimientos, acciones ... como un inmenso océano en calma y movimiento a la vez. Quizá no sea el silencio el que se escapa, quizá seamos nosotros los fugados permanentemente de ese enorme y reparador silencio.

Sirenoide dijo...

La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.

Sirenoide dijo...

Cada día nace un nuevo ser dentro de nosotros y con cada luna nace otro nuevo más, que además ambos tienen que convivir con el yo ideal y el yo real…La rutina quiere emborrachar nuestras vidas y acercarnos a ella, pero cómo? No es posible…la rutina no existe, la inventamos nosotros para no luchar, para no compartir, para no amar, para no volar, para no tomar acción, para no soñar…para no vivir

PD: Ya me callo, es que me ha sugerido tantas cosas este tema!!

bassho dijo...

Cita


Estamos en el Parque de los Pinos,
creo que es mejor encontrarnos por aquí:
En la hondonada, junto a la fuente de cuatro chorros
bajo el puente.
Enormes chopos centenarios
protegen el banco donde estoy sentado.
Descanso escuchando multitud de pequeños sonidos
que me envuelven por los cuatro costados.
Un tenue olor a hierba y madera
me fija dulcemente a este ámbito vegetal.
Aquí y ahora ya no soy un superviviente.
Sólo espero tu llegada
sin más deseo que permanecer donde me encuentro:
Un espacio tan pleno y total
como cualquier otro lugar del universo.

Sirenoide dijo...

Que belleza en lo que has escrito Bassho, me parece precioso el encuentro, la descripción del entorno, el disfrute vívido del presente. Me ha encantado!!