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8 de junio de 2009

3.0

En el tránsito de la web 2.0 a la 3.0 nos encaminamos hacia la hiper-participatividad de unos ciudadanos enredados en las redes sociales, en blogs opinantes, como este, en lo juegos online o en multitud de sites que alientan el puro exhibicionismo. Asistimos al incremento exponencial a la exposición pública de lo privado e íntimo, es el apogeo del voyeurismo que surge como muestra de la absoluta banalización de la vida, prueba irrefutable de la permanente necesidad de superconectividad. Auge de mundos virtuales como escapista escaparate de realidad. Adopción total del “Foreverismo”.

Efervescente actividad ligada a una pantalla, que contrasta con la dejación de la ciudadanía en temas cruciales como el recorte de libertades individuales, la conversión de la ciudad en plató de gran hermano con vigilancia intensiva y obsesiva 24 horas, medidas preventivas en aeropuertos, limitación de la presunción de inocencia, cesión de datos privados de manera indiscriminada y sin posibilidad de control, dejación de lo público en manos de políticos corruptos y desfalcadores que siguen contando con los votos de una mayoría, a la que no parece importarle nada ni sus desmanes ni su despotismo...

Pero estos son sólo algunos indicadores. El ser-ciudadano del occidente actual, aunque no está mejor el de oriente, es un ser obnubilado por la tecnología, prisionero de lo accesorio, de lo intrascendente, un ser-ciudadano transformado en ciudadano-consumidor, capaz de agruparse en torno a una o varias redes sociales en las que permanece atento a un creciente número de idioteces; ¡qué hago en este momento!, ¡dónde estoy! o colgado de cualquier desatinada opinión en torno a cualquier cosa. Lo íntimo se subvierte en público y lo escatológico e insustancial en relevante.

El ser 3.0 impelido por la levedad de una recién estrenada neomodernidad, se mece atónito en las modas, adherido a las “redes gregarias” vive absorto en la nadería inconsistente de las tendencias, con la mirada puesta en otro lado mientras tiburones financieros y políticos sin escrúpulos siguen medrando a costa de lo público, mientras el planeta da bocanadas de agotamiento, mientras la superexplotación de recursos nos lleva al abismo, mientras el fundamentalismo se instalada entre nosotros con vocación de quedarse, mientras el valor de lo humano se sirve en el mismo plato que la mediocridad y la basura...

El camino del ciudadano-consumidor está agotado, aunque el no lo sepa. La verdadera transformación 3.0 se producirá cuando florezca un ser-ciudadano consciente de su realidad como individuo y comprometido con una nueva idea de humanidad.

2 comentarios:

bassho dijo...

Creo que hay rincones (como este)donde se habita y convive con cierta mirada crítica y consciente. Rincones en los que, sin ser perfectos paraísos, se valora lo humilde, se aprecia lo quieto y callado. Hay espacios interiores y exteriores en los que, con más confusión que claridad,se reconoce la nadería de la aparente consistencia del espectáculo que nos circunda.
Gracias por tu texto.

Sirenoide dijo...

Noto al final de tu entrada un halo de optimismo, la confianza en que un cambio en la humanidad es posible. Yo ni siquiera albergo tal esperanza, veo tan oscuro el futuro con el percal que estamos dejando a las siguientes generaciones y la ausencia total de conciencia en todos los ámbitos que nos rodean, que mi fe en esta sociedad se diluye. Solo me quedan las personas...
Por otro lado también tengo esa visión que comenta Basho de los oasis, momentos y lugares recónditos donde uno puede SER, donde se aprecia la sencillez, el silencio, la vida en su esencia.
Gracias por crear un rinconcito especial.