Páginas

Buscar este blog

28 de enero de 2008

Ortegadas

“Procurad que os llegue la madurez cuando tengáis bien llenos de risa los sótanos del alma. Porque ella nos prepara a entrar en trato con las cosas: el preocupado, el hosco no deja que llegue nada dentro de su campo visual, huye de hombres y cosas de antemano, hostil a todo no acierta a mirar nada”
J. Ortega y Gasset

Llenar de risas los sótanos del alma, es plagar de alegría los cimientos de nuestra personalidad, es alabar la creación desde lo más profundo de nuestro ser, es ser positivo, vital, optimista, fresco, es llevar la lozanía misma de la juventud en las entrañas, es ser niño ahora y siempre.

¿Porqué hemos de creer que tiene razón el indiferente?
J. Ortega y Gasset

Desconfiamos del afectado, de aquél entregado sin vacilación a una causa, y esta desconfianza ¿de que nos viene?. De entender que todo universo burbuja es un microcosmos que se autoalimenta, se autoproclama y se autojustifica, o del temor que nos genera el compromiso, el miedo a la audaz mirada.

4 comentarios:

bassho dijo...

Estoy de acuerdo, aunque me cuesta llenar de risa los sótanos de mi alma. Si se pudieran comprar píldoras para ello, bajaría a la primera farmacia de guardia. Muy interesante Ortega y Gaset.

Anónimo dijo...

El sentido del humor es el recreo de la inteligencia.

Ser niño, ahora y siempre, permite ver el mundo con su mirada inocente y curiosa. Ojala nunca perdiéramos esa alegría y su capacidad de sorpresa. Me temo que creemos saberlo todo y no somos flexibles como ellos al aprendizaje.

bassho dijo...

Esta mañana he leído una frase atribuida a Ortega que me ha hecho sonreír... aunque pienso que hay bastante de verdad en ella:

"El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza."

bassho dijo...

Muy hondo, más allá de donde crees que no puedes llegar, en el instante exacto en que tomas una bocanada de aire y tus párpados se abren, mientras que un exiguo latido extiende la sangre por todos los poros de tu cuerpo...
En la planicie celular en la que millones de galaxias ínfimas vibran al unísono en la palma de tu mano, allí, en el núcleo de ese punto, en el pozo sin espacio que se abre al infinito...
Reflejada en la rugosidad de la pared retinal, recorriendo velocidades atemporales, mediante impulsos de naturaleza eléctrica, transportando cadencias, retazos, cansancios...
En el dibujo que esboza el recuerdo húmedo de la lluvia y su sonido de cortina tendida, desgarrada, deslumbrante en su caída, acariciando la delgada redondez del planeta...
En su tacto de pluma, en su forma de recipiente cenital, de materia acristalada, de consistencia tímida...
Asomándose por todas las rendijas del esqueleto cósmico, derramándose por las costuras del universo, perdiéndose en los recovecos, pliegues, palabras, miradas... Donde la muerte es una vibración tonal... Alegría. Soy.