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1 de agosto de 2007

Ídolos

Idolatría, imagen con la que reemplazamos la esencia de la realidad suplantándola como si de la verdad misma se tratara, fetichismos, ídolos de barro pueblan la mente de los hombres en la noche de la madurez de la humanidad, designio atormentado de ilusoria realidad, llamada de muerte, idolatría pernitaz, constante, rastrera, idolatría diaria, contumaz, blanco negro, luz recubierta de oscuridad. Adoramos ídolos, ídolos de barro y falsedad, de inexistentes valores, de incomprensibles logros, adoradores del dinero, veneradores de riquezas, anestesiados de poder, amantes irreverentes de la voluptuosa opulencia. Derroche, vida derrochada, lapidación de recursos, de medios, adulteradores de lo natural, búsqueda equivocada, aunque búsqueda al fin...

Ideas que obedecen a un dueño, credos que apoyan el poder, fe que aliente la muerte, creencias generadoras de enemigos, mediocres convertidos en líderes mundiales, ídolos, ídolos de barro, fervor y pasión sin fundamento, ceguera colectiva, incerteza, irracionalidad. Hemos desarrollado un mundo desarrollado mira de cerca a la irrealidad, humanidad estereotipada, entumecida, adormilada, abandonada, sometida y doliente, humanidad idólatra, inflada de si misma, mediocridad en alza, disgregación de lo humano frente a la simpleza de lo material, lucha equivocada, aunque lucha al fin...

Habla quien no tiene nada que decir con palabras amplificadas por los medios de comunicación, surgen voces estridentes, voces simples, descaradamente inflamadas de si mismas, insulto a la inteligencia sobre la que se asienta tanta humanidad, y me frustra verlas, me duele contemplar la aberración consentida, me avergüenza la expresión grosera de poder y de influencia, me acongoja el despilfarro frente a la carencia, esa tan cercana y terrible carencia del desprotegido, la del desheredado del sur al que tenemos la indecencia de ver como usurpador de lo nuestro, como si algo mas que la certeza de la muerte nos perteneciera.

Vergüenza, vergüenza de primer mundo y también de tercero, vergüenza que no puede ser ajena, pero digamos esto con palabras breves, con frases cortas, susurrando en voz baja, no vayamos a despertar de nuestro dulce sueño y descubrir, de que están hechos nuestros ídolos...de barro.