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20 de diciembre de 2007

Blanco sobre blanco

Tímido, me asomo al interior de tu mirada
y detrás, al fondo puedo intuir, puedo ver,
un halo de vacío. Nada.

Lienzo blanco sobre muro blanco
en mimetizada presencia. Ausencia,
ausencia de color en tonos blancos.

Me asomo a tu pupila y creo ver,
la ausencia de color de tu mirada,
blanco que dibuja sobre blanco,
la irrepetible levedad que hay en la nada.

2 comentarios:

bassho dijo...

Me gusta tu poema y me intriga el origen de esas palabras, la situación de la que parten...

Con tu permiso adjunto una reflexión que en principio nada tiene que ver con tu escrito.

“Nada hay en el mundo que el hombre pueda adquirir por ejecutar una acción ni perder por no ejecutarla. Con nada ni con nadie tiene dependencia personal” “`Por ello cumple con tu deber sin ningún apego y con constancia...”

Porque sino fuera así viviríamos en el caos, en el desastre del sin sentido, en la justificación de cualquier deseo y en la certeza de que el fin justifica los medios.
Esa estrofa del Gitta es la esencia de la falsedad del capitalismo, o de los valores relacionados con el éxito, la riqueza, el triunfo. Demuestra la sinrazón del egoísmo.
Nos sitúa al principio del camino, refresca el mundo y sus acciones.
No aparece entonces la indiferencia o la pasividad o la indolencia (aunque es cierto que se rompen falsas ligaduras)
¿Pero, qué nos queda entonces cuando parece que no queda nada?
Paradójicamente aparecen espacios nuevos, acciones nuevas... guiadas esta vez por sentimientos definidos por palabras gastadas que ahora adquieren significados inéditos: Amor, compasión...
De ellas a su vez surgen aquellas que trazan el camino: alegría, fuerza, calor, impulso...

palabrerías dijo...

Interesantísima tu reflexión sobre las magníficas palabras del Bhagavad Gita, que ciertamente son una guía en medio de este mundo movido por el deseo, una guía y un anhelo hacia lo que de verdad importa y que está más allá de este mundo de deformadas formas.

Respecto al pequeño poema, surge de dos cosas: de la mirada perdida de la gente que se asoma a su alrededor sin ser capaz de ver, y por otra parte o tal vez como razón de ser de lo anterior, el vacío del alma preocupada solamente de sí misma, de sus deseos, atormentada por sus miedos y empobrecida por obstinarse en querer hacer que lo grande quepa en lo pequeño.